Planta permanente dirigida por Ezequiel Radusky se estrena en cines españoles el próximo día 2 de julio. El filme argentino uruguayo se alzó con el premio el Colón de Oro a la Mejor Película de la 46ª edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.
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La historia: Un cambio de gestión en el Ministerio de Obras Públicas de Argentina y la inminente llegada de una nueva directora general, hace aflorar las peores actitudes de los empleados que buscarán a toda costa conservar sus puestos de trabajo. Lila y Marcela, compañeras de toda la vida, no podrán abstraerse de esta situación y cada una intentará sobrevivir a su manera poniendo en peligro su amistad.
La crítica: Con unos escuetos 78 minutos de metraje y el humor negro como referencia contextual, Planta Permanente se podría definir como un inteligente acercamiento a las miserias de la burocracia y, sobre todo, a cómo la falta de diálogo, solidaridad y conciencia de la clase trabajadora abre o facilita el camino para las divisiones internas entre los propios compañeros. La traición aparece como principal frente discursivo de una propuesta lúcida y casi hermana gemela de "La camarista" mexicana.
En aquella delicada película de Lila Avilés observábamos de una manera sutil y cadenciosa como era la vida de las limpiadoras de un hotel. También conocíamos como funcionaba la maquinaria administrativa y humana del complejo turístico. En esta ocasión, Ezequiel Radusky nos lleva de la mano a conocer los entresijos de como funciona una dirección general estatal argentina. Hablamos de un sistema parecido a como pueda funcionar un ministerio o un ayuntamiento. El edificio, con decenas de recovecos, es en sí mismo el otro protagonista destacado de la película
En un rincón del citado edificio, un taller de carpintería, Lila y Marcela llevan las riendas de un comedor ilegal que sin embargo cuenta con el visto bueno de los demás empleados y de la anterior dirección. Es un lugar de encuentro y armonía que se rompe con la llegada de la nueva jefa de obras públicas. La política, y los políticos entran en acción trasladando su caos mental al resto del personal. Es entonces cuando asoman las primeras corrupciones, los corruptores y como de manera sutil la nueva reina trata de colocar a sus peones políticos o familiares en sustitución de los empleados que no son afectos a ella. Un sistema casi feudal que perdura en casi cualquier dependencia pública del planeta.
Destaca la interpretación la actriz argentina Liliana Juárez galardonada con los premios a la mejor actriz en el Festival Internacional de Cine de Mar de Plata, donde el film tuvo su estreno mundial y en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. Su compañera de reparto es Rosario Bléfari que cumple con corrección con el papel asignado. Los personajes de ambas están marcados por lazos que sobrepasan ya el ámbito de su trabajo. Son amigas, compañeras y matarían por conservar su puesto de trabajo o como ellas dicen su "planta permanente". Sin embargo, me gustaría destacar el papel de la directora general del organismo público que se convierte en la villana de la cinta. Un estupendo trabajo de la actriz uruguaya Verónica Perrotta que logra el odio del espectador en una máxima que todo interprete aspira a conseguir.
La motivación principal de Ezequiel Radusky para llevar esta historia al cine pasa por el siguiente circunloquio: los que limpian quieren trabajar en oficinas, los oficinistas sueñan con conseguir la jefatura, los directores generales hacen sentir su autoridad a los jefes de sección, éstos a su vez se desquitan con los oficinistas, y los que trabajan en las oficinas tratan con desprecio a los que limpian. En definitiva, nadie o pocos disfrutan de su trabajo. Esto nos llevaría a un debate sobre si el "sueño" de ser funcionario público, ya sea como conserje o como director, se torna no pocas veces en una pesadilla. El filme hace hincapié de manera principal en los celos o en la envidia profesional que se presentan como el leitmotiv de la narración.
Planta permanente me ha parecido una sabia forma de retratar el mundo de las relaciones laborales en un organismo público. Con un comienzo cadencioso y un final un tanto abrupto, observamos una evolución total en la mirada de los personajes que todo proyecto cinematográfico debería conllevar. Por tanto, la producción se presenta como un retrato sencillo del mundo del trabajo que evoluciona desde la comedia costumbrista hacia un relato mucho más duro en su recta final. Los celos, las envidias y la enemistad marcan un eficaz libreto que desde la sencillez, muestra como las pequeñas corrupciones son el principio de la pérdida de la humanidad.
Nota: 6/10.