Lo único que ve la gente en mí siempre es a Marilyn Monroe. En cuanto ven que no soy ella huyen. - My week with Marilyn, año 2011.
La frase que abre esta reseña de cine para el recuerdo es un claro indicio del trágico final que tuvo la dulce Marilyn cuando ella misma se suicidó. Un mito, una estrella entre las estrellas que no pudo resistir a su propio personaje. Acabó muriendo de éxito. En el minuto setenta y dos de la cinta reseñada hoy encontramos la clave de quién era ella y hasta que punto la actriz pudo con la persona. El precio de la fama se cobró una vida convirtiéndola en leyenda.
Simon Curtis firmó en el año 2011 este biopic parcial de Marilyn Monroe que se centra en cuando la actriz acudió a Inglaterra para llevar a cabo el rodaje de la película 'El príncipe y la corista' en el año 1957. El cineasta en la que fue su ópera prima, firmó su trabajo más personal hasta la fecha. Desarrolló un filme que es un homenaje al cine dentro del cine de una factura técnica exquisita. Pero ante todo, la película es una curiosidad en la vida de la artista que se vio superada por un reparto en el que el método estaba por encima de la improvisación que era lo que a ella le hacía única en pantalla.
La película británica de la que hablamos hoy está basada en los diarios personales del escritor Colin Clark que a sus 23 años trabajó como asistente del director en el rodaje de la ya citada, 'El príncipe y la corista'. Los hechos se centran cuando el esposo de Marilyn, el escritor Arthur Miller, se vuelve a Estados Unidos tras desavenencias personales con su mujer. Es entonces cuando a Clark se le encarga el cuidado y la protección de Marilyn. A partir de este momento se establece un inocente romance entre el joven y la estrella de Hollywood que es la base dramática de la propuesta.
La extraordinaria y talentosa actriz Michelle Williams (Brokeback Mountain) ganadora del Globo de Oro por esta interpretación, asumió este reto en su carrera tras rechazar Scarlett Johansson el papel. La verdad es que en un principio cuesta ver a Williams en este papel. Sus rasgos físicos difieren con los de Marilyn en varios aspectos. La sorpresa sucede cuando la mimetización tanto de la voz como de la faceta gestual es tan grande que el recuerdo a la rubia más célebre del cine se convierte en realidad.
La cinta supuso el lanzamiento del actor británico Eddie Redmayne (La chica danesa), interpretando al escritor y por entonces ayudante de dirección Colin Clark. Su papel es fresco, emocional y deja para el recuerdo unas miradas que valen casi más que el texto recitado con su buen hacer habitual. Kenneth Branagh (Enrique V, Hamlet) fue nominado al Oscar por la interpretación que hace de Sir Lawrence Olivier en su empeño por universalizar su carrera a través del mito de Marilyn. Judi Dench, Emma Watson y Julia Ormond también destacan en un reparto de un altísimo nivel técnico.
Mi semana con Marilyn está narrada en un tono de dulce fábula en la que es un placer entrar gracias al virtuosismo en el manejo de la cámara Simon Curtis. Aunque el creador de una atmósfera tan cinéfila es su director de Fotografía.
Ben Smithard a través de sus filtros y tonos nacarados nos lleva hasta la década de los 50 en un preciosista y encantador viaje visual. Pero no es hasta la segunda parte de la cinta cuando la historia empieza a tener el calado emocional que la convierte en algo más que en un espectacular marco estético. Es entonces, cuando podemos apreciar la fragilidad y soledad que siente Marilyn ante el pelotón de aduladores que la acompaña.
Y es ahí, cuando ella misma parece comprender que antes que una buena actriz es considerada más por su físico que por su talento. Se está rompiendo en pedazos por dentro al darse cuenta de sus propias debilidades como actriz. Pero es mujer llena de contradicciones que a su vez no está dispuesta a renunciar al mito que ha logrado por una sensualidad explotada por ella misma.
La amistad que traba con el joven ayudante de dirección es la perspectiva desde la que el cineasta ataca la historia. Marilyn era ya un pajarillo con las alas rotas entregada a los sedantes y a la medicación para poder sobrellevar sus contradicciones de la mejor manera posible. Está es la esencia de lo que aporta Mi semana con Marilyn al legado de la artista. Una mujer que fue superada por su propio personaje y de la que sacaron provecho tanto la industria del cine como los maridos que se acercaron a ella y no la supieron o no pudieron entenderla.
La cinta tuvo un buen paso por taquilla si nos atenemos a que contó un presupuesto de 10 millones de dólares y obtuvo un recaudación final de más de 34 millones. Respecto a los premios, logró ser nominada por distintas asociaciones de críticos entre las que destacan los círculos de Nueva York, San Diego o Toronto siendo sin embargo destrozada por otra parte de la crítica sin piedad.
Pongamos unos cuantos ejemplos contrapuestos para demostrar que la crítica de cine sufre de una bipolaridad en ocasiones de extrema gravedad. Respecto a Michelle Williams, Javier Ocaña en el diario El País escribió: "Williams no da el pego ni en el físico, ni en el rostro, ni por supuesto en el aura". En cambio Oti Rodríguez Marchante en el periódico ABC se refirió a la actriz así: "Una interpretación, la de Michelle Williams que vale un Oscar se lo den o no". Sigamos ahora con la película en sí. Michael Phillips en Chicago Tribune dejo esta perla: "Una película menor, sobre una película menor a pesar de los talentos implicados". Sin embargo, Carmen Lobo en el diario La Razón se expresó así: "Filme Exquisito, sobrio, contenido". Si a todo esto le añadimos que obtuvo calificaciones desde el sobresaliente al muy deficiente, fácilmente deduciremos que detrás de cualquier crítica de cine hay nada más y nada menos que una persona y ya se sabe que cada persona es un mundo. En conclusión, que leer una crítica de cine es un acto de alto riesgo intelectual. Como dice el crítico Pablo del Moral, el mayor peligro de ellas es tomarlas muy en serio.
Hay aspectos que se prestan a poca discusión en la película y uno de ellos es la excelente ambientación conseguida en la misma. Rodada en los míticos Pinewood Studios en los cuales se rodó 'El príncipe y la corista, la cinta consigue ser una obra maestra en cuanto a la dirección de arte se refiere. Para ello veamos la fotografía inferior en la que cada elemento está colocado con una precisión absoluta. El actor ocupa el centro del plano con un vestuario perfecto. Los maravillosos coches de época le rodean y a la vez dan profundidad a la imagen. Mientras, los extras ocupan su posición y van hablando entre ellos. El espectador es seducido e involucrado en el contexto histórico a través de un diseño de producción de auténtico lujo. La magia del cine es esto, pero para llegar aquí el trabajo es inenarrable.
Música y cine: La belleza de esta banda sonora merece una mención especial. Personalmente la considero entre las diez mejores que se han escrito en lo que llevamos de siglo. El compositor Conrad Pope se encarga de los temas instrumentales y la selección de canciones cuenta con maravillosos temas de Nat King Cole, Dean Martin o la orquesta Tropicana. Por su parte, Alexandre Desplat se encarga de uno de los temas centrales del soundtrack con el emocionante Marilyn's Theme. Pero escribir sobre música sin escucharla no es lo mismo. Así que os dejo un ejemplo de lo maravillosa que es la música de cine:
Mi semana con Marilyn es una película que me transportó emocionalmente hasta el Londres del año 1957. Como suelo decir, una cinta que por la razón que sea me eligió a mí una noche del año 2012 que fue cuando se estreno en España. Espero que algunos de vosotros también disfrutéis de este viaje para el recuerdo a través de Marilyn Monroe y su leyenda. Os dejo el tráiler para aquellos que aún no hayáis visto la película.