La maldición de Lake Manor dirigida por Roberto De Feo se ha estrenado en cines españoles el día 22 de enero. La cinta se presentó en la sección oficial del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges.
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La historia: Elena y su hijo Samuel viven en un caserón que se encuentra aislado en medio del bosque. El niño quedó paralítico en un accidente de coche en el que perdió a su padre (como veis, un argumento la mar de alegre). Sigo. En la casa, además, vive un siniestro médico, un perro y una criada. El niño, aislado del mundo, se entretiene tocando el piano ya que su madre le ha prohibido salir de la finca. La tortura de esta siniestra vida parece llegar a su fin cuando la madre contrata a una criada extra. Se trata de Denise. Ella es una guapa adolescente y entabla amistad con Samuel. Mientras tanto Elena y el médico de la casa mantienen conversaciones secretas sobre una nueva sociedad al margen del mundo.
La crítica: Éramos pocos y parió la abuela. Bonito año este 2021. Con una tercera ola de la pandemia haciendo estragos, una nevada catastrófica en Madrid, militares, alcaldes y curas vacunándose sin que les corresponda y múltiples terremotos en Granada, llega a España la primera peli de terror con niño incluido. Por cierto, sale un perro bastante grande durante una escena y se ve que se muere o se va de la casa porque desaparece por completo. Otro día hablaré de perros y niños en el cine de terror.
La maldición de Lake Manor es un timo ya desde su presentación, traducción, cartel y supuesta nacionalidad. Vayamos por partes. Aunque la película parezca estadounidense no lo es. Hablamos de una italianada de terror. La cosa es que en España la hacen pasar por supuesto producto hollywoodiense. La cinta se titula Il nido o sea El nido. Pues eso, llega un sabio traductor y le coloca eso de La maldición de Lake Manor. Pero es que además no hay ninguna maldición en la casa. Hablamos, por tanto, de traducir mal por puro vicio o de timar al personal por la jeta. En fin, ya puestos a traducir y a inventar a mi me sale: "El niño, la niña, un perro, la casa encantada y la madre chiflada". De hecho, voy a titular así.
En fin, la cosa es que vemos a un niño de unos diez años en una silla de ruedas dando la murga con el piano a todas horas. La madre -que muy bien no está la pobre mía- se cabrea y castiga a la criatura durante un mes sin tocar el piano. El espectador descansa y la madre también. Creo que el perro se escapa porque está hasta los cojones del niño, de la madre y del puñetero piano. Total, que la madre contrata a una joven sirvienta y el niño se pone cachondo. ¿Y qué hace? Pues lo que sabe. O sea tocar el piano de nuevo para tratar de conquistar a la muchacha. La joven le dice que deje dar la matraca con el piano clásico y que aprenda rock. Y venga tocar el piano. Ahora piano rock. Vaya tela. De vez en cuando, aparece un siniestro médico y le pone una inyección al niño. Después a tocar el piano. Las inyecciones son para producirle parálisis en las piernas. Eso, lo manda la madre. Es decir, el pobre niño no estaba paralítico. La madre idea el siniestro plan para que no salga de casa. Ya puestos, le podría haber paralizado las manos para que dejara de una vez de tocar el piano.
¿Y todo esto por qué y para qué? El espectador no sabe nada hasta el último minuto del filme. Debemos entender que fuera de la casa y de la finca hay un enemigo exterior al acecho. O también podemos entender que la madre de la criatura está tratando de crear una especie de sociedad secreta a salvo de las influencias del exterior. Todo encuentra una habilidosa resolución en un final bien explicado dentro de la paranoia que nos presenta el señor De Feo. Por lo demás, mucho piano y pocas nueces.
En la fotografía superior vemos el idílico panorama presentado. El niño, el piano y la joven sirvienta son los tres protagonistas del reparto. El mejor, el piano. Por dejar constancia de los interpretes humanos sus nombres son: Ginevra Francesconi que interpreta a Denise y Justin Korovkin que interpreta al niño pianista. Por otro lado, esta la madre que es interpretada por la ex-modelo italiana Francesca Cavallin. Creo que decir que la actriz está sobre actuada es quedarse corto. Digamos que es como meter a Penélope Cruz en una turmix con un Red-Bull y ya tendríamos a una mamá completamente chiflada. Para rematar la faena, nos encontramos a Maurizio Lombardi haciendo de médico siniestro y que se dedica a poner inyecciones paralizantes, dar electroshocks según convenga y en los ratos libres ahorca o asfixia a gente que visita la morada. Entiendo que los demás médicos italianos no tomaran nota de este angelito.
En conclusión, La maldición de Lake Manor me ha parecido una propuesta aceptable para ser consumida con un alto nivel de psicotrópicos en sangre. También valdría con tequila o cervezas -muchas-. Si bien es cierto que la chifladura reseñada consigue mantener el suspense hasta final e incluso tiene un aceptable giro en su resolución, los 100 minutos iniciales conseguirán que te den ganas de ahorcar al niño, quemar el puñetero piano y darle un tranxilium a la madre. Por lo demás, bien.
Nota: 4/10.