Dating Amber dirigida por Ruairi O'Brien, responsable de la prestigiosa cinta de terror The Cured, se estrena en cines españoles el próximo día 26 de febrero. La cinta irlandesa participó en la 58ª edición del Festival Internacional de Cine de Gijón dentro de la sección Enfants Terribles.
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La historia: Ambientada en Irlanda a mediados de los años noventa, Eddie y Amber deciden fingir una relación heterosexual para evitar que todos especulen sobre su orientación sexual. Eddie está ansioso por entrar en el ejército como su padre, mientras que Amber sueña con mudarse al centro liberal de Londres. Sin embargo, su arreglo comienza a desmoronarse, lo que obliga a Eddie a profundizar en su propia negación. Es entonces cuando Amber se da cuenta del peligroso futuro que le espera a su mejor amigo si ella no interviene.
La crítica: Decía Truman Capote que: "El amor, al no entender de geografía, no conoce fronteras". Mucho de esto, adornado con una preciosista puesta en escena pop, es lo que refleja Dating Amber en su trasfondo. Viajamos al centro de la Irlanda rural para acompañar a Eddie y Amber que se presentan como una extravagante pero muy tierna pareja adolescente. Ambos jóvenes tienen parecidos problemas respecto a su orientación sexual lo que les lleva a su teatral alianza. Asimismo observamos como la "salida del armario" en un entorno rural se convierte en algo quimérico para ambos. El tono gamberro de la cinta se siente acertado con perlas como las pronunciadas por el personaje de Eddie.
Éste, trata de justificar su fallida heterosexualidad con frases como: "Estuve a punto de tocarle una teta...pero de repente sonó el timbre". Amber, su contraparte femenina, también de manera locuaz dice: "Quiero que la gente piense que soy hetero, ¡no una puta!".
Dating Amber retrata con fuerza la frustración y como gestionarla para fortalecer al individuo. Es decir, nos habla y nos inquiere sobre los tiempos en la que la orientación sexual debe ser comunicada o si por el contrario es mejor guardarla en la intimidad para no ser juzgados. La ambientación de la película es mixta. Por un lado, el lado represor de la vida sexual se muestra durante los días de instituto, mientras que la liberación sexual es mostrada a través de un entorno bucólico. Observamos naturaleza, espacios abiertos y paseos en bicicleta donde los personajes son más propensos a relacionarse, conocerse, amarse, desearse o simplemente se dedican a disfrutar de la vida en una acertada alegoría del verano.
La película cuenta con un reparto que encabezan Fionn O’Shea, actor al que hemos visto en el drama histórico El día que vendrá y que pronto protagonizará Cherry, junto a Tom Holland. En el papel de Amber se luce Lola Petticrew, que ha participado en Here Are The Young Men, junto a Anya Taylor-Joy. Ambos actores destilan química en pantalla y se lucen en una interpretación bastante orgánica. El resto de personajes destacan por su excentricidad en un reparto coral bastante acertado.
Recapitulando, DatingAmber es una sencilla historia que sigue los pasos de un chico y una chica, que fingen ser pareja para alejar los rumores sobre su orientación sexual que corren por el instituto. Ambientada en la Irlanda de los años noventa, la cinta es una sutil gamberrada sobre dos adolescentes encerrados en una población que no les acaba de aceptar como son. La libertad sexual aparece como principal frente discursivo en un tema que no se acaba de resolver por los múltiples prejuicios que perduran en la sociedad. Y es que no se acaban de soltar amarras con un pasado marcado por el catolicismo represor de dicha libertad sexual. En definitiva, la cinta nos ofrece una mirada honesta sobre los altibajos de la vida reflejados en dos personajes que se hacen querer por sus torpezas, aciertos y deseos frente a la incomprensión de sus semejantes.
Nuevo orden dirigida por Michel Franco se estrena en cines españoles el día 19 de febrero. La película fue una de las grandes triunfadoras de la pasada edición del Festival de Venecia llevándose el Gran Premio del Jurado, y recientemente ganadora del premio Forqué a la Mejor Película Latinoamericana del año.
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La historia: Ciudad de México, 2021. La ciudad vive la mayor crisis social y política de la historia. Mientras tanto, Marian (Naian González Norvind) y Alan (Darío Yazbek Bernal) son una feliz pareja de la alta sociedad que están a punto de celebrar su boda. Lo que se supone que iba a ser el mejor día de sus vidas, está a punto de convertirse en una auténtica pesadilla cuando en medio del banquete se cuelan unos intrusos rebeldes dispuesto a acabar con las ilusiones de novios e invitados. El caos se desata en la mansión y nadie está a salvo. Los asistentes tratan de esconderse y huir pero cada vez los disturbios se van apoderando de la casa, de la urbanización en la que residen y de la ciudad. En medio de toda esta marabunta, el gobierno mexicano utiliza la situación para instaurar un nuevo orden con poderes absolutos y con consecuencias imprevisibles.
La crítica:Michel Franco, director de Las hijas de Abril, da un brutal salto en su carrera con un impresionante thriller distópico que le coloca entre los más grandes directores del panorama actual. Tras cinco años reseñando películas de estreno en Cine y críticas marcianas, Noroeste Madrid o en Cinemagavia puedo aseverar que es el filme más duro que un servidor haya presenciado en una sala de cine en este lustro. El Gran Premio del Jurado del del Festival de Venecia se antoja merecido y no hubiera sido de extrañar que si el filme hubiera sido estadounidense hubiera arrasado en los Oscars de la Academia. No obstante y de México para el mundo nace un filme con sutiles reminiscencias a Salò o los 120 días de Sodoma o incluso a La naranja mecánica del maestro Kubrick.
Es cierto que el giro de Michel Franco en Nuevo orden es muy sorprendente y pocos esperábamos un puñetazo en la mesa de tales características. Un cineasta que más bien se había caracterizado por una cinematografía íntima, descarnada, dura, fría y entroncada en lo que solo el cine independiente puede ofrecer. Es decir, hablamos de un tipo de cine social más de silencios que de palabras, más de visiones que de certezas y que estaría en la antítesis de lo que una superproducción de Hollywood puede ofrecer. Pero en la brutal obra hoy reseñada consigue conjugar el cine independiente y el espectáculo que majors y público en general desean. El director mexicano se las apaña para conjugar calidad, mensaje y espectáculo en la cuadratura del círculo cinematográfico. Cabe decir o avisar que la cinta ha sido calificada con el B-15 por sus imágenes perturbadoras y por su violencia gráfica. Violencia, que por otro lado, solo hace reflejar lo que sucede en algunos entornos de la sociedad mexicana y en otros países de su entorno geográfico.
Nuevo orden presenta dos realidades sociales enfrentadas por la desigualdad en la Ciudad de México. Por un lado, vemos a la alta sociedad -mayoritariamente blanca y culta- celebrando un banquete en una lujosa casa con jardín y por otro lado, -como en Roma-, observamos como el servicio -de origen mestizo- se presenta servil, humillado y con pocas oportunidades de prosperar en la escala social. En cierta manera y de manera muy sutil, Michel Franco bebe de Los santos inocentes en la manera que Mario Camus presentó de manera descarnada la lucha de clases o más bien la disparidad de clases.
Una vez situados en el contexto social expuesto, el cineasta gira la acción hacia una brutal distopía en la que la novia -rica, guapa, blanca y culta- es secuestrada por una corrupta facción del ejercito para pedir un rescate. Otras muchachas y algunos jóvenes varones de la alta sociedad también están siendo secuestrados y reunidos en naves para ser torturados mientras esperan su rescate. Asimismo, el ejercito con ayuda del Gobierno, y ante las revueltas sociales generalizadas, se aplica un auto Golpe de Estado con toques de queda bajo amenaza de muerte, vulneración de todos los derechos civiles y sociales o ejecuciones publicas sin juicio o con coartadas preparadas por las propias autoridades.
En esta parte, la narración es durísima pero refleja con realismo el significado de los secuestros, torturas o ajustes de cuentas que se dan entre el crimen organizado mexicano. Michel Franco, afronta el tercio final de la narrativa con arrojo y en apenas 88 minutos de metraje, nos ofrece una lección magistral de tensión cinematográfica con secuencias y planos que por su sutileza se sienten aún más violentos de lo que realmente aparece en pantalla. Aunque lo que aparece o se sugiere en pantalla es despiadado por la violencia sugerida y a veces expuesta sin tapujos.
El reparto, sin estar mal, es la parte más flojita de la producción. Un filme de esta categoría hubiera merecido interpretes más curtidos en grandes producciones internacionales. Aún así cumplen de manera aseada con sus papeles. Nuevo orden está protagonizada por algunos de los actores jóvenes mexicanos de moda: Diego Boneta (“Luis Miguel: La serie”, “Terminator: Destino Oscuro”), Dario Yazbek Bernal (la serie “La casa de las flores”) y Naian González Norvind que es la que más destaca en su papel de la chica de clase bien que es ultrajada por unos salvajes animales humanos. Un personaje que es el círculo concéntrico en el que se unifican las narrativas expuestas y que asemejamos a la tragedia griega.
El diseño de producción es elegante cuando trata de reproducir el lado luminoso de la vida y siniestro cuando nos transporta hasta los túneles de la maldad. Así es como nos encontramos con una radiante fotografía en la fiesta inicial del filme para ir evolucionando hacia un lado más turbio cuando el caos se apodera de la ciudad. Asimismo, nos encontramos ante un preciosista diseño de vestuario en la presentación de personajes que se van desnudando emocionalmente y literalmente en consonancia a la evolución narrativa propuesta por el brillante libreto de Michel Franco.
En conclusión, Nuevo orden me ha parecido un monumental ejercicio de buen cine sobre una sociedad distópica que no se aleja demasiado de la realidad social actual. La debilidad del reparto impide que hablemos de una obra maestra. En cualquier caso, podemos afirmar que el brutal filme mexicano dejará huella por sus grandísimos elementos cinematográficos. En definitiva, nos hallamos ante un filme profundo y a la vez visceral que nos habla ante todo de las emociones humanas. Sí, de aquello que nos mueve y nos conmueve, de la cobardía y de la valentía, de la bondad y de la maldad. Pero sobre todo, nos habla de venganza, de resentimiento, de odio y de unas sociedades rotas por la desigualdad social.
La chica del brazalete dirigida por Stéphane Demoustier ha tenido su estreno en cines españoles el día 12 de febrero. La producción gala se estrenó en Francia el 5 de febrero de 2020 tras formar parte de las secciones oficiales de los festivales de Locarno y Londres.
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La historia: Todo comienza con una excursión familiar a la playa. Se produce entonces un giro repentino en el guión cuando Lise (Melissa Guers), de 17 años, de una familia adinerada de clase media, es investigada tras la muerte de su mejor amiga. Mientras sus padres (Chiara Mastroianni y Roschdy Zem) lidian con el trauma de diferentes maneras, Lise debe dar cuenta de una forma de vida que no siempre se ajusta a la moral aprobada por el sistema judicial.
La crítica: Donde se ponga un buen crimen que se quiten todas las guarrindongadas de perros, niños poseídos e incluso burros que le ha tocado reseñar a un servidor en este comienzo de 2021. El problema es que entre tanta fauna silvestre casi se me ha olvidado hacer una crítica que se tome en serio lo visto en pantalla de cine. Vamos a ver que sale.
El tercer largometraje del escritor y director Stéphane Demoustier es un drama judicial nítido e implacable que consigue enganchar al espectador desde el primer minuto. Lise, de 18 años, está acusada de haber asesinado a su mejor amiga. Ésta, antes de su muerte, había subido un vídeo de Lise con un contenido de alto voltaje sexual. Es por eso que la justicia pone en el punto de mira a la muchacha y la acusa de asesinato en supuesta venganza por la difusión de su vídeo íntimo. Pero las pruebas reales son tan débiles que algo no cuadra en la instrucción judicial. Mientras tanto -y de ahí el título del filme- a Lise le colocan un brazalete electrónico a la espera del juicio penal. Un juicio que se convierte más bien en un espectáculo moral sobre la libertad sexual de la acusada.
La narrativa está estructurada a través del juicio involucrando con fuerza al espectador. Se intercalan imágenes de la vida familiar para otorgar descanso entre las duras sesiones judiciales. El director obliga a dudar continuamente al público sobre si la muchacha es inocente o es culpable. Incluso llega un momento en el que los propios padres dudan sobre quién mató a la amiga de Lise. Todo este suspense va in crescendo según van apareciendo testigos y testimonios contradictorios. De este modo, y abriendo cada vez más la premisa inicial, el cineasta consigue mantener el ritmo narrativo hasta el clímax final que siempre quedará a la interpretación del espectador.
Pero una cosa es mantener el suspense hasta el final y otra es resolver la trama con un libreto que se explique por sí mismo. Es decir, no se ofrecen alternativas a quién pudo cometer el crimen qué da lugar a toda la historia. Por tanto, es el espectador al final el que tiene que juzgar si la muchacha asesinó a su amiga o imaginar alguna otra posibilidad por su cuenta. Cabe recordar que durante la vista oral no aparece ni como posibilidad que otra persona pudiera estar detrás del crimen. Es por eso que la parte más floja del guión es la de no incluir una lista de posibles sospechosos con la que se hubiera creado muchísima más tensión narrativa. Por otro lado, el morbo sexual impregna buena parte del filme. Vamos conociendo como Lise, era además de amiga, amante ocasional de la joven asesinada en un giro que complica aún más su frágil coartada.
La chica del brazalete es interpretada por Melissa Guers. Hablamos de una prometedora actriz francesa de 22 años formada en el Conservatorio Sucy-en-Brie. Su interpretación es su primer papel en un largometraje. En la película de Stéphane Demoustier, retrata a la perfección a una joven misteriosa e inquietante que consigue hacer suyo el papel de Lise. Los padres también realizan una contenida interpretación. Chiara Mastroianni y Roschdy Zem son ya veteranos en estas lides y apenas se despeinan en pantalla. Destacar también a la abogada defensora en un gran papel secundario realizado por Annie Mercier. La asesinada Flora Dufour solo aparece en algún flahsback aislado por lo que aún siendo protagonista de la premisa del filme poco cabe decir de la interpretación de Émilie Lehuraux. Destacar, eso sí, el buen diseño de producción de Thomas Jaubert y el montaje de Damien Maestraggi.
En conclusión, La chica del brazalete a pesar de algunas inconsistencias en su libreto me ha parecido un buen drama judicial con un suspense sostenido hasta su resolución. El final semi-abierto deja un poso en el pensamiento del espectador que tratará de resolver la propuesta por sí mismo. El filme francés también deja preguntas en el aire. ¿Hasta qué punto podemos conocer a nuestros propios hijos? ¿Cuánto los entendemos realmente? ¿Hay límites para el amor que podemos sentir? ¿Es incondicional el amor de los padres? En definitiva, Stéphane Demoustier juega de manera hábil con las expectativas del público que se quedan colgando, suspendidas en el aire, como se deja colgando a los protagonistas mientras esperan su destino. Y cuando llega el veredicto final, viene teñido de dudas. Como suele ocurrir en los juicios penales sin pruebas incontrovertibles, siempre existe la sombra de la duda.
El chico dirigida por Charles Chaplin regresa a los cines españoles en su versión restaurada en 4K. Este reestreno se ha producido el día 5 de febrero casi coincidiendo con el 100 aniversario deuna de las películas más icónicas de la historia. Su estreno oficial se produjo el 6 de febrero de 1921 en los cines de Estados Unidos. Es por eso que hoy desde Cine y críticas marcianas, quiero más que hacer una crítica de esta obra maestra, rendir mi humilde tributo a Chaplin y al significado del cine.
Para el que escribe estas lineas ha sido muy emocionante el hecho de poder ver este clásico restaurado en una sala de cine. Y más en el contexto en el que nos hallamos. La pandemia ha golpeado a la industria cinematográfica durante el último año pero hay un precedente que sugiere que el cine puede volver con más fuerza. Recordad que el cine siempre vuelve. Convivió con la televisión, venció a guerras, venció al vídeo casero y convivirá junto al subproducto cultural llamado Netflix. Además vencerá a esta pandemia como ya lo hizo hace cien años. Porque eso es lo que hizo Hollywood después de la devastación de la mal llamada gripe española hace un siglo. Como ese virus asesino seguía devastando a Estados Unidos después de la Primera Guerra Mundial, -igual que ahora-, un gran autor estaba trabajando en un proyecto que lo cambiaría todo. El chico nacía con vocación de clásico universal y cien años después se puede afirmar que lo consiguió.
Lo que hizo que El chico fuera especialmente importante fue que Chaplin, quien no solo escribió, dirigió, produjo y protagonizó e, incluso más tarde, escribió su partitura, ya era una superestrella cuando la filmó. Era el gran vehículo original de una gran estrella, pero una estrella que hasta ahora solo había aparecido en pantalones cortos. El público amaba al 'pequeño vagabundo' y quería más, así que Chaplin se lo dio. El creador de uno de los personajes más famosos de la cultura popular, el vagabundo de buen corazón conocido en nuestro país como Charlot, ya había dado muestras de su talento en el campo del cortometraje, pero a partir de entonces su maestría se manifestaría en todo su esplendor, tanto en el cine mudo como en el sonoro. Hablamos de un maestro de maestros con enormes influencias aún en nuestros días y seguramente en el futuro.
Charles Chaplin ha sido, es y será uno de los grandes nombres de la historia del cine. El chico fue la primera de sus muchas aportaciones al séptimo arte, con títulos tan destacados e inolvidables como “El gran dictador”, “Tiempos modernos”, “Luces de la ciudad” o “Candilejas”.
El chico nos cuenta como Charlot se ve obligado a adoptar a un bebé abandonado. No tarda en tomarle cariño y cuando crece le enseña algunas técnicas esenciales de supervivencia callejera. Con el tiempo los dos forman un gran equipo para buscarse la vida. Pero un día el chico enferma y los servicios sociales tratan de arrebatarle la custodia a Charlot. Hablamos de una película muda en la que la música también actúa como sujeto narrador. Una música que eleva, acompaña y define una trama sencilla pero eficaz. Con la fotografía restaurada ahora en lo visual también es un lujo por lo que la experiencia es completa.
El chico también tiene una historia de fondo extraordinaria: Chaplin había perdido a su hijo pequeño, Norman, solo diez días antes de que comenzara la producción. Esto profundiza en la poderosa interacción entre el vagabundo y el niño. La película tiene alma, tiene fondo y tiene forma. Con un metraje de una hora de duración y diversión en cada secuencia, podríamos volver a decir eso de: ¡Qué maravilloso es el cine!
No me quiero extender más para dejar en la medida de lo posible libertad visual para aquel que no haya visto la producción. Si diré que la cinta contiene todos los elementos universales que confluyen en dos sentimientos tan importantes como son la bondad y el amor.
Equiparar perros y niños no es políticamente correcto. Lo sé. Pero ambas especies han sido utilizadas en el cine para crear terror, desazón y sustos gratuitos. O sea, como la vida misma. Ya lo decía el maestro Alfred Hitchcock en una cita que no me canso de repetir: "Nunca trabajes con niños, con perros o con Charles Laughton". La publicación de hoy nace a raíz de una alabanza que yo mismo hacía en la crítica de El año que dejamos de jugar hacia la niña del conejo rosa y que no se me entienda mal. Por lo del conejo, digo. La cosa es que allí decía lo siguiente: "En el reparto destaca la niña Riva Krymalowski que a sus 12 años demuestra unas dotes actorales que le pueden llevar a ser una estrella de cine en poco tiempo". Con ello, dejo constancia que no tengo nada en contra de los niños. De hecho, por casa tengo una con coletas y en principio no está poseída. Veremos la evolución de María. Tampoco tengo nada en contra de los perros. De hecho, hicieron una gran labor durante el confinamiento e incluso pensé en alquilar uno para poder salir a la calle. El caso es que el compañero David Rubio Sánchez a colación del comentario sobre la niña Riva Krymalowski,me propuso que hiciera una entrada sobre los cinco mejores actores infantiles y sobre los cinco peores. Pero como realmente no pienso hacer sangre con los niños que hicieron un papel patético en algunos filmes, la cosa ha evolucionado hacia perros y niños siniestros como por arte de magia. Así que sin más que decir por el momento, os presento un ranking marciano con 5 niños siniestros y 5 perros que se lucieron en la gran pantalla. Por cortesía, primero los niños.
1. Harvey Stephens en La profecía (1976)
Telita con el primer monstruito. Más conocido por Damien, el infante se dedica a las típicas cosas de cualquier niño poseído. Pero ojo, que aquí también hay perro incluido. La niñera de Damien es visitada por un perro negro y tras esto se suicida ahorcándose en su quinto cumpleaños, dedicándolo como un regalo al niño. Todo, precioso. La profecía fue estrenada el 6 de junio de 1976 en Reino Unido, y el 25 junio de 1976 en Estados Unidos recaudando más de cuatro millones de dólares en su primer fin de semana. La película recaudó un total de $60.922.980.
2. Lisa y Louise Burns en El resplandor (1980)
Horror por duplicado. “Hola Danny. Ven a jugar con nosotras. Ven a jugar con nosotras, Danny...para siempre”, decían las muy cabronas a otro niño que salía en la película. Un minuto de metraje les dio el pasaporte para la fama mundial. No volvieron, por suerte, a salir en ninguna película más.
3. Joselito, genio y figura ibérico en El pequeño ruiseñor (1956)
Este caso es curioso porque la posesión versus transformación se fue produciendo a lo largo de los años como vemos en la imagen superior. Aunque en lo personal pienso que siempre estuvo poseído cuando cantaba, cuando actuaba e incluso cuando dormía. Me sigue produciendo pesadillas sobre todo cuando le recuerdan en Televisión Española.
4. Claudia Placer en La influencia (2019)
Nueva niña del terror en versión española con hacha y con perro incluido. El éxtasis total. Extraigo un extracto de la crítica marciana para hacernos una idea de por donde van los tiros. "Mención especial para Claudia Placer (Verónica) que interpreta a una nueva niña del terror que es poseída por su abuela (la siniestra suegra), y realmente acojona en pantalla. Una de las perlas que deja en pantalla es cuando se dirige a su madre (Alicia) con la siguiente frase: "Como le digas algo a papá, le mato". Teniendo en cuenta que la niña maneja un hacha a su antojo, agrede a una compañera de escuela con un compás, y tiene más mala leche que un gato callejero, la amenaza no es algo menor".
5. Linda Blair en El exorcista (1973)
El premio gordo. Antes de pasar a los perros no podía dejar pasar a la niña poseída por el excelencia de la cinematografía mundial. Nos deja perlas en la cinta como las siguientes:
_ ¿Has visto lo que ha hecho la cochina de tu hija?
_ Métete la polla por el culo, ¡puerco degenerado!.
_Tu madre está lamiendo coños en el Infierno.
_ Maldita puta de mierda.
_¡Fóllame!, ¡Fóllame!
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1. Cujo, (El perro asesino en Hispanoamérica) de 1983
Sí, en Cujo también sale niño, pero aquí lo importante es el can. El perro por excelencia del cine de terror fue creado en la mente de Stephen King y llevado al cine por el cineasta Lewis Teague. La historia tiene guasa: Cujo, un amigable y despreocupado San Bernardo, persigue a un conejo salvaje y por error, se atora su cabeza en una cueva de piedra caliza, donde un murciélago rabioso le muerde la nariz. En fin, cosas de perros.
2. Perro blanco de Samuel Fuller en 1982
Otro buen cabronazo con patas. Este individuo es básicamente un perro racista entrenado para atacar a los negros. Aquí no hay niño, pero la protagonista es una joven actriz que viene a ser como una niña pero más grandecita. Como curiosidad, Ennio Morricone puso música a la cosa.
3. Cuerdas dirigida por José Luis Montesinos en 2020
Perro y niña o niña y perro que viene a ser lo mismo. La pobre, además, está paralítica por lo que el cabronazo del perro se la quiere zampar. A este también le mordió un murciélago y de ahí las malas pulgas que desarrolla. Escribí lo siguiente en la crítica marciana: "Hay que echarle un par para debutar en un largometraje con perro, con niña y con ésta en una silla de ruedas. José Luis Montesinos es un valiente y solo cabe quitarse el sombrero ante tal osadía. Si además, se hubiera atrevido a colocar a Penélope Cruz poseída y dando gritos por la casa rural estaríamos hablando de un ser de otra galaxia".
4. El collar rojo dirigida por Jean Becker en 2019.
La crítica marciana del filme francés fue titulada así: "Amor en tiempos de guerra (y con perro)". Cuidado con este perro y con este director que dejan entrever que el chucho es un galán bisexual. Yo lo vi de esta manera: "Sophie Verbeeck (Rosemary's Baby), la campesina, interpreta a Valentine. Ella, hace las veces narrativas de la mujer leal, guapa, buena y que además vive sola en una pequeña granja por lo que es el amor soñado por los habitantes del lugar (y por el perro...). Ahí lo dejo.
5. Rebecca dirigida por Alfred Hitchcock en 1940.
Para cerrar la selección volvamos a la frase inicial de Hitchcock y a su tormentosa relación con los perros. "Nunca ruedes una película ni con niños, ni con perros, ni con Charles Laugton". A esto yo le añadiría, ni con Penélope Cruz, ni con Mario Casas. Pero esto son obsesiones personales que no vienen al caso. Sin embargo, no creáis que el maestro del suspense, odiaba a los canes. De hecho, tuvo una pareja de Sealyham Terrier, se hacía fotos con ellos y una de sus grandes éxitos le llegó de mano de otros animales como fue con la celebérrima: 'Los pájaros'. El problema tanto con los perros, como los niños no era que fueran malos interpretes, sino más bien la guerra que daban en los rodajes. El perro de la imagen superior es Jasper y protagoniza alguna escena en Rebecca. Hay que reconocer que Jasper es muy mono y no muerde a nadie en la película. De todos, el mejor con mucha diferencia.
Y para concluir vamos a reconciliarnos con los niños e incluso con los perros. En "El mago de Oz" hay una canción inolvidable interpretada por Judy Garland y con perro incluido. Os dejo con la maravillosa Somewhere Over the Rainbow.