Nunca digas que amas a alguien si no has visto su ira, sus malos hábitos, sus creencias absurdas, y sus contradicciones. Todos pueden amar una puesta de sol y la alegría, solo algunos son capaces de amar el caos y la decadencia.
- Acción poética Cartagena.
La historia: Troy (Denzel Washington) trabaja en el servicio de limpieza en el Pittsburgh de los años 50. Sus sueños como jugador de béisbol quedaron atrás y ahora lucha junto a su mujer Rose (Viola Davis) por sacar a flote su hogar y por aliviar su precaria situación económica. Las relaciones con sus hijos, más una tercera persona que se cruza en el matrimonio, harán saltar los resortes de lo que parecía una convivencia en armonía.
La crítica: Denzel Washington además de encabezar el reparto, dirige y produce con fuerza su tercera película tras Antwone Fisher (2002) y The Great Debaters (2007). En esta ocasión, la cinta está basada en la obra teatral del mismo nombre y fue galardonada con el Premio Pulitzer. Este hecho, supuso el reconocimiento internacional para el dramaturgo August Wilson, que antes de su fallecimiento dejó adaptado el guión para ser llevado al cine.
Sus obras se caracterizan por entrelazar las vidas individuales, para mostrar una perspectiva en su conjunto de la realidad social afroamericana en el pasado siglo XX. Temas como la esclavitud, la re-conversión industrial que se cebo con los trabajadores negros, o la humillante segregación racial fueron las fuentes de su creación. Por otra parte, su deseo de que su obra fuera filmada por un afroamericano se ha visto cumplido cuando Denzel Washington decidió hacerse cargo del proyecto.
Las cuatro nominaciones al Oscar que ha recibido Fences (mejor película, mejor actor, mejor actriz de reparto, mejor guión) suponen un reconocimiento póstumo del mundo del cine a la trayectoria del escritor que firmó un libreto lleno de pasión y arrebato.
La presentación con veinticinco minutos de diálogos de vértigo dan paso a un drama complejo en el que la imperfección de las relaciones humanas se emparentan con la cruda realidad. Toda la historia gira hacia la figura de un padre y marido totémico, que va marcando con su carácter a los demás miembros de la familia. Su ego infinito, nos habla del miedo a verse superado por sus hijos mientras estos se debaten entre la admiración y el miedo a su agridulce progenitor.
La atmósfera que consigue el cineasta es por momentos asfixiante, pero balanceada con hábiles ráfagas de humor que se concretan en el patetismo de un padre de familia que a sus más de 50 años aún juega a encontrar su lugar en el mundo. La acción prácticamente en su totalidad está desarrollada en el hogar familiar, concretamente en el porche exterior, recogiendo claramente las influencias teatrales de las más de 500 representaciones que la obra lleva en Broadway.
Quizás por esto mismo, los 139 minutos de metraje se sienten excesivos para una cinta que aunque paradójicamente resulte muy veloz en los diálogos, pierde frescura en lo parsimonioso del desarrollo. O lo que es lo mismo, un disfrute para el que quede enganchado por los personajes o un exceso para aquel que desconecte de las historias personales con demasiadas capas en su transición. Es evidente que Washington es un enamorado de esta historia, pero es incomprensible que no haya podido valorar que la cinta con los 90 minutos de rigor hubiera ganado mucha habilidad narrativa. En mí opinión es mejor quedarse corto y dejar al espectador con ganas de más, que pasarse de metraje y caer en lo más temido por un cineasta, el aburrimiento o las miradas al reloj.
Lo que si es absolutamente abrumador es el trabajo de Denzel Washington interpretando con pasión, calor y arrojo a un personaje que no es fácil de comprender por sus actitudes contradictorias. Una de las mejores interpretaciones de su carrera, sino la mejor. Por otra parte, aparece como coprotagonista en pantalla Viola Davis (Criadas y Señoras), que le da una fantástica réplica en el papel de una mujer que dio toda su vida por el amor hacia su marido y ahora se ve sorprendida por los devaneos amorosos extraconyugales de su pareja. Con la nominación al Oscar por esta interpretación, pasa a la historia como la mujer negra con más nominaciones a los citados premios de toda la historia.
Hay que señalar que la pareja de actores recibieron sendos Premios Tony por la interpretación teatral que hicieron de Fences sobre las tablas de Broadway. Del resto del reparto habría que destacar a Stephen Henderson en el papel de Jim, interpretando al eterno buen amigo que intenta llevar por el camino recto al personaje principal y la muy prometedora presencia en pantalla de Jovan Adepo que hace el papel del hijo que quiere emular a su padre en la pasión por el béisbol.
En el aspecto técnico destaca la fabulosa fotografía realizada por la danesa Charlotte Bruus Christensen (Lejos del mundanal ruido), que envejece con brillo el aspecto de las imágenes para trasladarnos a la Pensilvania de mediados del siglo pasado. La dirección de arte con la recreación de la casa familiar y los exteriores completan un buen trabajo.
En resumen, una película que destaca sobre todo por las majestuosas interpretaciones y que hará las delicias de los amantes del teatro llevado al cine. En su debe, habría que colocar su parsimoniosa relación de hechos, así como ciertas alegorías religiosas fuera de lugar. En cualquier caso, el reparto será recordado, asimilado y emulado en las futuras clases que se impartirán en cualquier escuela de teatro o cine que se reparten por tantas ciudades del planeta. ¿Es suficiente esto para recomendar la película? En sus manos queda.
Nota: 7/10.
Nacionalidad: Estados Unidos.
Dirección: Denzel Washington.
Reparto: Denzel Washington,
Viola Davis, Jovan Adepo
Stephen Henderson.
Guión: August Wilson.
Fotografía: Charlotte Bruus Christensen.
Música: Marcelo Zarvos.
Duración: 139 minutos.
Estreno EE UU: 25/12/2016.
Estreno España: 24/02/2017.