Nos vamos de viaje a Bombay. ¿Me acompañáis? El destino será una parada en el cine independiente que se hace en la India.
Un veterano profesor y en sus ratos libres cantante de música popular es acusado de incitar al suicidio a un joven trabajador de los saneamientos de la ciudad. La excusa para tal acusación es que sus letras son subversivas y hablan de ciertos tabús en la sociedad hindú. Temas como el suicidio, el sexo o los derechos sociales están presentes en sus canciones. Esto puede provocar en los jóvenes las ganas de acabar con su propia vida según las autoridades...
Ópera prima de Chaitanya Tamhane, cuya principal motivación es denunciar el obsoleto, corrupto y surrealista sistema judicial indio. La cinta es una eficaz crítica al proceloso y desesperante procedimiento que se utiliza en el tribunal. El juicio tiene numerosos aplazamientos por los detalles más pueriles que os podáis imaginar. En cada parada del procedimiento judicial, el cineasta de manera inteligente nos lleva a un lugar distinto de Bombay. Así es como podemos conocer las distintas realidades de la sociedad india. Como en muchos lugares, las diferencias entre las distintas clases sociales son enormes.
En la India nos encontramos con el añadido que la sociedad está dividida en distintas castas según la procedencia y el factor casual de dónde te haya tocado nacer. Mientras en los suburbios apenas llegan para la comida del día, en otras zonas de la ciudad se permiten el lujo de tener fastuosos teatros donde se ríen de lo que ellos llaman castas inferiores.
En la India nos encontramos con el añadido que la sociedad está dividida en distintas castas según la procedencia y el factor casual de dónde te haya tocado nacer. Mientras en los suburbios apenas llegan para la comida del día, en otras zonas de la ciudad se permiten el lujo de tener fastuosos teatros donde se ríen de lo que ellos llaman castas inferiores.
Pero volviendo a la temática judicial, lo que realmente comprobamos durante las sesiones del juicio es que a Narayan, el músico local, se le está fabricando una acusación del todo absurda por ser un personaje molesto para el gobierno local de la ciudad. Él, a través de su música, lo que busca es denunciar las condiciones de los trabajadores más humildes y sobre todo denunciar las políticas públicas corruptas. Entonces, es cuando vemos cómo la justicia, igual que en otros tantos países, se limita a seguir las instrucciones del poder con los métodos que hagan falta para callar las voces disonantes. La utilización de jueces y fiscales son meras armas políticas al servicio del poder.
En la cinta, destacaría la utilización de la fotografía. Es luminosa y su vez natural. Podrían tomar nota algunos prestigiosos directores internacionales obsesionados con quitarles luz a sus producciones y tomar ejemplo de este debutante director indio. Él da una lección al elegir a un gran director de fotografía a todos aquellos empeñados en desnaturalizar algo tan importante como es la luz en el cine.
Las interpretaciones están en general a buen nivel, destacando las del popular cantante Narayan, encarnado por el veterano actor Vira Sathidar y la de su abogado defensor interpretado por Vivek Gombe.
Pantomima de Juicio |
La película es un puñetazo de realidad que no deja espacio para el virtuosismo dramático. Es seca, fría y va directa a "morder el cuello" de la judicatura india. En esto mismo radican sus virtudes y defectos pues nos encontramos con un cine de alto contenido social pero olvidando quizás darle algo más de protagonismo al aspecto artístico y emocional.
Nota: 7/10.
Dirección: Chaitanya Thamane
Reparto: Vira Shatidar, Vivek Gomber,
Geetanjali Kulkarni, Pradeep Joshi.
Geetanjali Kulkarni, Pradeep Joshi.
Fotografía: Mrinal Desai.
Nacionalidad: India.