La crítica: Con más de 1 millón de espectadores que han pasado por taquilla y casi dos meses después de su estreno comercial, La infiltrada se sitúa ya como la segunda película española más vista del año siguiendo aún en algunos cines en un hecho casi insólito en el panorama actual.
Arantxa Echevarría tras Carmen y Lola o Chinas se consolida como una de las mejores cineastas españolas y ahora además arrasa en taquilla de manera muy merecida. Intuición, talento y buena narrativa marcan el sello de la casa manejándose en cualquier género como pez en el agua.
La infiltrada está basada en lo siguiente: Aranzazu Berradre es el pseudónimo con el que en 1998 se infiltró una policía nacional en ETA con 22 años. Consiguió adentrarse en la banda presentándose como militante del Movimiento de Objeción de Conciencia de Logroño, siendo la única mujer que convivió con la banda terrorista. Durante su infiltración, que duró 6 años, no se vio obligada a cometer ningún delito e hizo posible la desarticulación del comando Donosti, liderado por Sergio Polo y Kepa Etxebarria. Se demuestra con ello que a ETA le fueron colando topos que fueron decisivos en la disolución de una banda que dejó 850 muertos y miles de heridos en el conjunto de España.
A modo de reflexión personal, que coincide con la unidad política de aquellos momentos, la principal petición del Estado y pueblo era que ETA dejara las armas. Con ello podría defender sus postulados -la independencia vasca- a través del parlamento o sea a través de la palabra. Lo curioso y absurdo de todo el asunto es que una vez derrotada la banda con entrega de armas incluida, aún hay voces que ahora también están en contra de que esos postulados se puedan defender parlamentado. El lodo político lo embarra todo, pero no olvidemos de dónde venimos.
Volviendo al trepidante filme ya desde su comienzo tiene un fuerte enganche para el espectador. Quizás para el espectador foráneo menos, pues hablamos de un contexto muy local y se dan por sabidos hechos que no todo el mundo tiene porque conocer. Sin embargo, para todos aquellos que vivimos la barbarie etarra no hace falta mucha explicación. Había que meter topos en la banda criminal y estos héroes anónimos así como los confidentes fueron clave para la desarticulación de ETA.
Gran interpretación de Carolina Yuste que se coloca como clara favorita para ganar el Goya a mejor actriz. Su personaje, Aranzazu, es reclutada para infiltrarse en las entrañas de ETA lo cual consigue con un duro trabajo de seis años. Es dura, terca, leal al Estado y sobre todo una persona con valores muy sólidos anteponiendo el bien común.
Buen papel también el de Luis Tosar que interpreta al inspector jefe que tiene la idea de reclutar a jóvenes policías para topar a la banda. Con él también observamos la rivalidad que existió entre la Policía Nacional y la Guardia Civil para detener comandos terroristas. También es terco, protector y luchador hasta la extenuación para lograr acabar con ETA.
Respecto a los dos personajes reales del comando Donosti se encargan de interpretarlos Iñigo Gastesi y Daniel Anido que da un recital en otra majestuosa interpretación. A los etarras se los retrata con realismo puro: gente fanática, sin escrúpulos y bordeando la psicopatía en algunos casos.
En la parte técnica destaca la fotografía y las localizaciones llevadas a cabo en San Sebastían, Pasajes o Errenteria. Otro aspecto muy sólido es el sonido y un montaje muy complejo pues no es nada sencillo narrar seis años de la vida de una persona en 118 minutos.
La infiltrada es a mi juicio la película del año por su potente narrativa, su vigor en el género del thriller y por su despolitización del relato. Se muestran los hechos tal como fueron y se deja de manera acertada la emotividad para su tercio final. La cinta se centra en lo concreto y con ello consigue universalizar el dolor causado por un grupo terrorista que fue vencido por la unidad del Estado a pesar de los palos en las ruedas que algunos se empeñaron en colocar. En conclusión, hablamos de la consolidación definitiva de una cineasta nacida para dar grandes alegrías al cine como medio de transmisión de los buenos valores.
Nota: 9/10.