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La historia: Año 2000. Nevenka Fernández, de 24 años, concejala de Hacienda en el Ayuntamiento de Ponferrada, sufre una persecución implacable, tanto sentimental como profesional, por parte del alcalde, un hombre acostumbrado a hacer su voluntad en lo político y en lo personal. Nevenka decide denunciar, aunque sabe que deberá pagar un precio muy alto: su entorno no la apoya, la sociedad de Ponferrada le da la espalda y los medios la someten a un juicio público.
La historia: Se han escrito libros, rodado documentales, el filme está sobre publicitado, pero si alguien era la cineasta indicada para llevar esta historia al cine sin duda, Icíar Bollaín era la persona adecuada. La distribuidora ofrece una pequeña nota muy acertada a mi entender: "Su caso inicia en España el movimiento #metoo mucho antes de que se invente el término. Una historia inspirada en hechos reales que convierte a su protagonista en una pionera al llevar por primera vez a un político influyente y popular ante los tribunales por acoso sexual y laboral".
Soy Nevenka se caracteriza por tener un ritmo fluido y por estar narrada más o menos en orden cronológico -aunque tiene saltos en el tiempo- lo que le da un cierto aire documental. Lo más triste es que los hechos reales contados en el filme, con otras personas -víctimas y verdugos-, se estarán repitiendo como una constante a la hora que escribo o que tú estés leyendo este texto. Hablamos de un caso de acoso sexual de manual y de la crueldad del poder cuando es manejado por personas sin escrúpulos. Y lo peor, los cómplices por omisión del deber de socorro o por la simple adulación al líder. Y solo hablamos de un alcalde...
Desde el primer momento, Nevenka se sintió inspirada por el carisma de su líder, un alcalde respetado y admirado por muchos. Sin embargo, a medida que pasaron las semanas, la admiración de la joven se tornó en incomodidad. Más bien en ultraje. Las formas del alcalde comienzan de manera muy suaves hasta que se convierte en un acosador de su concejala. En lenguaje llano hablamos de un cerdo que una vez que fue condenado por los hechos narrados, fue votado con un nuevo partido por más de 5000 ponferradinos a los que recomiendo vean la película (aunque como decía Donald Trump "Soy tan popular que si sacara una pistola y disparará a la gente por la calle me seguirían votando").
El camino no fue fácil. Nevenka enfrentó dudas y temores, pero también encontró una pequeña comunidad de apoyo que la alentó a seguir adelante. Finalmente, se presentó una querella criminal contra el alcalde. Aunque el proceso ha sido largo y doloroso, esta mujer que ahora vive fuera de España se sintió empoderada al tomar el control de su historia y es ahora cuando realmente parece feliz y victoriosa como demostró en su visita al Festival de Donosti para asistir a la proyección.
Gran interpretación de Mireia Oriol que le debería valer al menos la nominación al Goya. La actriz catalana se ha echado a la espalda la película y nos lleva por ella con verdad e intensidad. Es capaz de pasar por todas las emociones del personaje, desde la ilusión y el optimismo del principio, al desconcierto, la confusión, la vergüenza, la culpa, el terror y por último la rabia por la que transita su personaje. Es un trabajo muy hondo de matices y cambios muy grandes, que Mireia borda.
Urko Olazabal también acomete con mucha valentía a este personaje también complejo, contradictorio, simpático y carismático a veces y oscuro y sin empatía otras. Los dos se han compenetrado muy bien en este baile siniestro que es su relación y tienen momentos juntos que causan estupor. Muchos personajes rodean a los protagonistas, pero ninguno tiene suficiente peso narrativo en la acción.
En la técnica destaca el viaje hacia el año 2000. Con muchos cambios estéticos de ropa, coches, tiendas, etc. El actual equipo de Gobierno del Ayuntamiento, del Partido Popular, ha negado los permisos para que las grabaciones se llevasen a cabo en la ciudad en la que Nevenka sufrió el acoso del ex alcalde Ismael Álvarez, así que Bollaín ha rodado en Bilbao y Zamora, que tenían que parecer la ciudad leonesa.
Soy Nevenka es una película ejemplar, perfecta en su rodaje y cuyo único defecto es que la historia ya está bastante trillada. Ahora bien, quien no conozca la historia debe emocionarse ante unos hechos muy duros para cualquier persona y en especial para una mujer joven e indefensa por aquel entonces. Se resalta la importancia de denunciar el acoso sexual y el abuso de poder. También la fuerza que se puede encontrar en la solidaridad y el apoyo de los demás. Nevenka aprendió que su voz importaba y que, aunque el camino hacia la justicia puede ser complicado, siempre vale la pena luchar por lo que es correcto y sobre todo por la dignidad de las personas.