La nieve y la adolescencia son los únicos problemas que desaparecen si los ignoras el tiempo suficiente. -Earl Wilson.
La historia: Christine (Saorsie Ronan) es una joven que a punto de cumplir los 18 años sueña con mudarse de Sacramento en California para cursar sus estudios universitarios. En plena crisis de identidad en el final de su adolescencia, se hace llamar Lady Bird por sus amigas y familiares. Mientras sus padres luchan contra la precariedad laboral y le proporcionan sus estudios en una escuela católica, Christine trata de encontrar su lugar en el mundo a través del despertar emocional propio de su edad.
La crítica: Seguimos repasando las películas candidatas a los Premios Oscar de la Academia. En está ocasión nos ocupamos de Lady Bird -no confundir con Larry Bird, jugador NBA- (tela con el título), que ha sido nominada en 5 categorías, entre ellas: la de mejor película, dirección, actriz principal y un buen guión original que siempre es de agradecer ante el panorama desolador de películas adaptadas.
La cinta es el debut en la dirección en solitario de la talentosa actriz Greta Gerwig que tan buenas sensaciones dejó en su actuación en la comedia Maggie's plan. Narrada con la delicadeza y el buen gusto que suelen acompañar a las cineastas femeninas, Lady Bird supone para Gerwig, una ópera prima que confirman su talento como mujer todoterreno en el mundo del cine. La película se siente por momentos autobiográfica en su libreto ya que la directora es nacida en Sacramento. Y es que la historia es tan personal, tan cotidiana y tan cercana en su mirada que es casi imposible no ver reflejados rasgos propios. Una producción muy sencilla e incluso austera que sorprende gratamente en la temporada de premios. Podríamos hablar de una filmación anti-Hollywood que paradójicamente es la sorpresa en la temporada de premios.
Pero precisamente en esa austeridad y en ese minimalismo narrativo es donde también podemos encontrar algunos defectos en la cinta. Otro problema estaría en la determinación del género cinematográfico al que pertenece la producción. Supongo que lo podríamos aproximar a la comedia dramática que ya de por sí es un término contrapuesto y de difícil digestión en la mirada del espectador. En cualquier caso, estas consideraciones sobre la pausada filmación o la difícil adjudicación a un género determinado, se ven compensados con un metraje ajustado a la hora y media convencional que resulta un acierto y dota a la historia del tempo preciso.
Si hay algo que destacar por encima de la propia temática argumental de la cinta, serían unos brillantes diálogos y unas perlas en forma de ácidas frases, que reconfortan por la inteligencia que aportan al libreto escrito por la propia cineasta.
Repasemos algunas de las que este cronista recuerda:
_Mamá cómprame esta revista que quiero leerla en la cama.
_No podemos hija, eso solo lo hacen los ricos.
Siguiente:
_Yo quiero ir a la Universidad de Nueva York.
_¿Y el terrorismo?
_Mamá, no seas republicana.
Frases sueltas (está quedando una crítica más marciana de lo habitual, en fin).
Estas se producen en un pequeño romance entre Christine y un joven del instituto.
En un baile de una función de teatro que están preparando en la escuela, los tortolitos comienzan a arrimarse peligrosamente y una monja encargada de mantener el orden suelta:
_Dejad 15 centímetros de separación para que pase el Espíritu Santo.
Y por último, algo mítico cuando los jóvenes se están besando y él le dice:
_No te toco las tetas, porque te respeto demasiado.
Christine se queda entre perpleja y consternada dándole la razón como a los locos. (Más tarde se sabrá el porqué de esta tetafobia)
El discurso fundamental que la cineasta quiere transmitir es la relación amor/odio entre una madre y una hija y lo hace a través de los dos personajes principales de reparto. Por un lado, está la protagonista principal interpretada con desdén, gracia y bastante acierto por Saorsie Ronan que a sus 23 años obtiene su tercera nominación al Oscar. Y por otro lado y en el papel de su madre, nos encontramos a Laurie Metcalf en un papel duro y aparentemente seco, que también le ha valido una nominación como actriz de reparto en en los Premios de la Academia. En el trascurso de la trama y como hilo argumental, Gerwig nos habla del despertar sexual y para ello utiliza dos romances entre la joven protagonista y dos muchachos del lugar. El joven del instituto del que hablábamos con anterioridad es interpretado por Lucas Hedges (Manchester frente al mar), con más pena que gloria y posteriormente entra en acción Timothée Chalamet (Call by Me Your Name) con el que Christine tiene una experiencia más intensa.
En conclusión, Lady Bird se presenta como un relato costumbrista, con una narrativa sencilla sobre las relaciones personales y familiares en ese difícil transito entre la adolescencia y la madurez psicológica que se va adquiriendo con el transcurso del tiempo. En cierta manera, podríamos hablar de una pequeña fábula a medio camino entre lo urbano y lo metafóricamente rural. Es por ello que me parece una eficaz crónica del desarraigo, que podría servir de referencia cultural pop para explicar a la perfección este concepto desde una manera sutil, eficaz y humanista.
Nota: 7/10.
Nacionalidad: Estados Unidos.
Dirección y guión: Greta Gerwig.
Reparto: Saorsie Ronan, Laurie Metcalf,
Lucas Hedges, Timothée Chalamet.
Música: Jon Brin.
Fotografía: Sam Levy.
Duración: 94 minutos.
Estreno EE UU: 3/10/2017.
Estreno México: 16/02/2018.
Estreno España: 23/02/ 2018.