lunes, 6 de noviembre de 2017

La batalla de los sexos (Battle of the sexes)


El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores. -Woody Allen.

La historia: Corre el año 1973 en Estados Unidos y mientras que el presidente Nixon completa la retirada definitiva de sus tropas de Vietnam, y la crisis del petroleo entra en ebullición, por primera vez en la bolsa de Londres las mujeres ganan el derecho de operar en ella. En este contexto y con el movimiento feminista al alza, la tenista Billie Jean King (Emma Stone) y el tenista Bobby Riggs (Steve Carell) se citan para jugar un partido y dilucidar la batalla de los sexos. ¿Quién ganará el partido de la igualdad?


La crítica: En este año 2017, quizás lo más curioso y a la vez bueno del cine americano viene marcado por una vuelta a acontecimientos históricos vividos en los Estados Unidos en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado. A principios de año se estrenaba Figuras Ocultas que narraba con emoción la integración de tres mujeres afroamericanas en la Nasa. Casi al mismo tiempo se produjo en España el estreno de Jackie que era una visión lúcida desde el punto de vista femenino del magnicidio del presidente John Fitzgerald Kennedy. También en el primer semestre del año llegó con un gran tono, la historia de Ray Kroc en un buen biopic llamado El fundador y que nos hablaba de la creación de la cadena de comida rápida McDonalds. Pues bien, a rebufo de esta especie de trilogía revival setentera llega a las salas de cine otra buena oportunidad para conocer, en este caso, la figura femenina y feminista de la tenista Billy Jean King que fue la creadora de la Asociación Femenina de Tenis, conocida por sus siglas en inglés como la WTA.

En esta ocasión, la cinta está dirigida por el matrimonio, si han leído bien, el matrimonio conformado por los cineastas Jonathan Dayton y Valerie Faris que tan grato recuerdo nos dejaron con su Pequeña Miss Sunshine. El acierto de esta batalla de los sexos está soportado por un gran libreto creado por el guionista de Full Monty, Simon Beaufoy, que demuestra que se pueden crear grandes guiones originales aunque en este caso estén basado en hechos reales. Y es que el tono de comedía de la cinta reseñada hoy no le impide acoger en su interior una serie de diálogos punzantes y a la vez vibrantes que hacen mucho mejor a la historia.

La historia de la película, es la historia de dos personalidades opuestas con el mundo del tenis como telón de fondo. Por un lado, nos encontramos a la campeona de la raqueta Billy Jean con 29 años y que era número uno del mundo, e impulsora de los derechos de la mujer en el deporte. Por otro lado, nos encontramos al también campeón Bobby Riggs que era un descreído de los derechos de la mujer y que buscó en su enfrentamiento con su oponente una manera de volver a la fama a sus 55 años. Por lo tanto, la película en su totalidad es una metáfora deportiva de como lo viejo se niega a morir para dar paso a lo nuevo y desbordante. Y todo ello, consistía en que la mujer poco a poco comenzaba a emanciparse del poder del hombre en todos los ámbitos de la vida.

Cabe recordar y por poner solo un ejemplo, que en el año 1973 la mujer percibía solo un 58 por ciento del salario que recibía un hombre, y hoy en día, la cifra ha subido a un 78 por ciento y con ello se demuestra que aún quedan muchas cosas por cambiar. Por lo tanto, y sin llegar a un comportamiento radical, aún hoy en día el feminismo moderado, libre y dialogante hay que considerarlo un movimiento necesario hasta que la igualdad de derechos sea plenamente una realidad cultural y social.

En todo caso, la producción no es ni muchos menos un panfleto de lucha social. Es sobre todo una mirada fresca, divertida y emocional que se devora en un suspiro, y que en este caso, el metraje de dos horas de duración se siente perfectamente ajustado a la historia que nos quieren narrar. Y es que además del reto deportivo propuesto y que congregó a 90 millones de personas frente al televisor, el argumento se adentra con profundidad en la personalidad de Billy Jean que en aquellos momentos se debatía en definir su orientación sexual a pesar de estar felizmente casada. El inicio de una aventura amorosa lésbica pone el contrapunto emocional a una historia en la que el amor aparece de manera secundaria, pero marcando la vida de los protagonistas en escena.


Con el Oscar bajo el brazo por su brillante actuación en La La Land, vuelve Emma Stone con otro gran papel en el que se transfigura en la figura de Billie Jean King. Para ello ha ganado ocho kilogramos de peso que contrastan con su delgadez en La ciudad de las estrellas. Una actriz realmente encantadora y a la que descubrí con esos enormes y expresivos ojos, cuando apenas era una niña y hacía sus primeros pinitos en el cine. Desde entonces, me quedé con su nombre y ahora es una gran satisfacción verla aupada al estrellato mundial. Y es que además, una de las cosas más llamativas que tiene Emma, es ese peculiar, melodioso y curioso acento americano que solo puede apreciarse si visionamos sus películas en versión original. Su contraparte en la película, es un cada vez mejor actor Steve Carell, que ya en Café society del maestro Woody Allen, demostró que es un interprete con una amplitud de registros aunque encuentra su mejor versión en la comedia. Del resto de actores y que son muchos, me gustaría destacar a la actriz británica Andrea Louise Riseborough que ya en Animales nocturnos dejó constancia de su calidad. En esta ocasión, interpreta a una peluquera que seduce amorosamente al personaje interpretado por Emma Stone.

En cuanto a la técnica, la cinta está rodada acertadamente en 35 milímetros y renunciando al cine digital para contextualizar la época de mejor manera. De hecho, parece estar no ya ambientada, sino filmada en los años 70 por el inteligente uso en su fotografía de lentes de los años setenta. Por otra parte, el diseño de vestuario comandado por Mary Zopheres que tan buenas sensaciones dejó con su trabajo en La La Land, es sobresaliente de nuevo. Aquí se encarga de diseñar los vestidos de las tenistas que supusieron un banderín más de enganche para el tenis femenino. Los demás personajes están excelentemente vestidos con esa ropa setentera de cuellos marcados y que de manera retro vuelve de vez en cuando a ponerse de moda en nuestros días. Ahora lo llaman estilo vintage.

La batalla de los sexos es una película limpia, sin trampas y con una trama perfectamente conseguida. Quizás no sea una cinta para enamorarse de ella, pero sin lugar a dudas es una filmación sin aparentes defectos formales y desde el principio hasta el final es redonda como una pelota de tenis. Por lo tanto, nos encontramos ante un cine, que además de resultar ameno y entretenido, es capaz de abordar temas como la liberación de la mujer, la homosexualidad, la ludopatía y sobre todo nos enseña un trocito de la historia, que quizás sin el cine, quedaría olvidado para siempre en la memoria colectiva.

Nota: 8/10.

Nacionalidad: Estados Unidos.

Dirección: Jonathan Dayton y Valerie Faris.
Reparto: Emma Stone, Steve Carell,
Andrea Louise Riseborough, Bill Pulman.

Guión: Simon Beaufoy.

Música: Nicalas Britell.

Fotografía: Linus Sandgren.

Duración:121 minutos.

Estreno EE UU: 22/09/2017.

Estreno España: 3/11/2017.