viernes, 5 de octubre de 2018

Cold War: Un duro viaje emocional por la Europa de los años cincuenta


No podían estar juntos, pero se echaban terriblemente de menos en cuanto se separaban. -Pawel Pawlikowski.

La historia: Tras acabar la Segunda Guerra Mundial, las autoridades polacas deciden crear un coro musical con las mejores voces del país para levantar la moral de la población, difundir el folclore nacional y glorificar el sistema comunista imperante en el país. En este contexto, Zula, que es una muchacha con desarraigo familiar y de carácter rebelde se presenta al casting y es seleccionada para formar parte del elenco artístico. Un vez integrada en el grupo, se enamora de Wiktor que es el director artístico del coro y comienzan un romance en el que tendrán que salvar sus diferencias políticas y personales en un duro viaje emocional por la vieja Europa.


La crítica: Tras su rotundo éxito en el Festival Internacional de Cine de Cannes, hoy 5 de octubre se estrena en España la producción polaca Col War (Zimna wojna) del prestigioso cineasta Pawel Pawlikowski. En esta ocasión y como en su anterior película (Ida), vuelve a utilizar el blanco y negro como modelo de narración universal.

La cinta se desarrolla entre los años 1949 y 1964 en un recorrido bien desarrollado narrativamente mediante la utilización de intermitentes elipsis narrativas apoyadas en blackouts para presentar la narración mediante capítulos. Cabe destacar como Pawlikowski enfoca a modo de road-movie sentimental y geográfica, una propuesta con diversas localizaciones en Europa como pueden ser Varsovia, Berlín, París o la Split de la antigua Yugoslavia. De esta manera, el director nos sitúa en un contexto sociocultural e histórico de contrastes en el que podemos apreciar dos modelos de vida tan diferentes. Y es que en su en su momento poco tenían que ver la Francia de la libertades en contraposición a la Polonia oprimida en tiempos de la atroz posguerra.

Así mismo, cabe destacar que la Col War es la apuesta más personal del director polaco ya que decidió iniciar un proceso sentimental para tratar de reflejar en los protagonistas del romance la propia vida de sus padres. Estos residían en el entorno de la opresiva atmósfera que se vivía en Varsovia de los años cincuenta del siglo pasado. Además, y de alguna manera, la tormentosa relación que vivieron sus progenitores a lo largo su vida en pareja, le sirve al cineasta para reflexionar en torno a las relaciones sentimentales tóxicas en las que las parejas se castigan sentimentalmente en un modo de relación tormentosa sin que dichas parejas puedan estar juntos pero tampoco separados.

Pero lejos de utilizar el romanticismo narrativo, Pawlikowski quizás sin querer, peca de un excesivo academicismo aproximando su película más a un cine de arte y ensayo que a un cine más emocional que quizás hubiera convertido a la historia en algo mucho más asimilable para el conjunto de los espectadores. Aun así, y esto ya es cuestión de gustos personales, la filmación me parece que tanto narrativamente como en su expresión artística es de una enorme belleza íntima. También nos deja un mensaje político de gran calado, sobre como los regímenes autoritarios destrozan vidas y separan personas por el fanatismo de los propios actores políticos y de los ciudadanos que siguen estas consignas por miedo o por convencimiento personal. Ejemplos hay por doquier en la época actual.


En el reparto nos encontramos al atractivo actor polaco Tomasz Kot (Bikini Blue) en el papel de Wiktor, que representa con acierto y verosimilitud todas las contradicciones del ser humano que es lo marca el libreto para su personaje. Su pareja en el film es la también actriz polaca Joanna Kulig, a la que conocimos en la ya mencionada 'Ida', y que vuelve a dejar una excelente actuación llena de poderío y con unos matices interpretativos de alta escuela. Su personaje es una representación de la rebeldía, el patriotismo y la libertad que se encauzan en su pasión por la música y el arte en general. El resto del reparto son meros acompañantes para seguir la evolución de la pareja protagonista que son el eje sobre el que gira toda la historia.

A nivel técnico cabe destacar y en mi opinión esto es un debe en la filmación, el formato con el que ha sido grabada la historia y que se asemeja a una escala prácticamente cuadrada (4:3), ocupando apenas media pantalla de cine. Esto contrasta en como vemos habitualmente una proyección, que es un formato rectangular y ocupando la pantalla completa de la sala de cine. En principio, la única explicación que puedo encontrar a esta manera de rodar, podría ser debido a la necesidad de abaratar costes de producción al tratarse de cine independiente y sin grandes estudios comerciales que sustenten las necesidades económicas de la película. A pesar de ello, el virtuoso director de fotografía Lukasz Zal, al que ya vimos en su portentoso trabajo en Loving Vincent, consigue unas bellísimas tonalidades en blanco y negro, además de regalarnos excelentes travellings y algunas secuencias panorámicas de autentico lujo con medios tan ajustados para la filmación.

Cold war es en definitiva una obra compleja, preciosista en algunos de sus pasajes, pero demasiado seca y dura en lo emocional como para que pueda arrebatarnos al concluir la proyección. Quizás la película funciona mejor como una especie de ensayo cinematográfico sobre la etnografía y las esencias del folclore polaco, que como una clásica historia romántica que es lo que apunta tanto en el póster como en el trailer promocional que es tan bello que supera con creces a la misma producción. En cualquier caso, nos encontramos ante un cine de máxima pureza artística que por momentos y en su parte musical, se asemeja a un poema visual con recuerdos y sabores añejos a aquel cine clásico que nunca podremos olvidar.

Nota: 7/10.

Título original: Zimna wojna.

Nacionalidad: Polonia.

Dirección y guión: Pawel Pawlikowski.
Reparto: Tomasz Kot, Joanna Kulig.
Borys Szyc, Agata Kulesza.

Fotografía: Lukasz Zal.

Música y canciones: Marcin Masecki.

Duración: 89 minutos.

Estreno Polonia: 8/06/2018.

Estreno España: 5/10/2018.

Estreno Francia: 24/10/2018.

Estreno EE UU: 21/12/2018.

Estreno Hispanoamérica: Pendiente.


jueves, 18 de enero de 2018

Loving Vincent: arte perfecto, cine imperfecto


Sueño con pintar y luego pinto mis sueños. - Vincent Van Gogh (1853-1890).

La historia: Corre el verano de 1891 cuando el joven Armand recibe el encargo de su padre de entregar una carta del fallecido pintor Vincent Van Gogh que iba dirigida a su hermano Theo Van Gogh. Después de viajar hasta París, constata que el hermano del pintor también ha fallecido y decide buscar al médico que trató a Van Gogh para ver a quién puede entregar la misiva que nunca llegó a su destino. Es a partir del encuentro con el entorno del pintor holandés, cuando Armand comienza a conocer como fueron los últimos años de su vida y por qué decidió arrebatársela. El ahora celebérrimo pintor solo vendió un cuadro en vida. Pero, ¿fue esa la causa de su suicidio? o su misterioso final, ¿tuvo otra motivación?


La crítica: Si juzgáramos a esta película solamente por hacer arte en movimiento y ser la primera de la historia en estar pintada completamente al óleo, sin duda, la calificación como obra maestra sería la adecuada. Pero el cine es algo más que una experiencia visual por deslumbrante que esta pueda parecer. La cinematografía, como la literatura en su caso, se deben regir principalmente por contar una buena historia y además hacerlo de una manera que entretenga, seduzca y emocione al espectador. Es ahí y el en fondo, que no en la forma de esta filmación, donde podemos encontrar reparos a lo que es una obra de arte perfecta, pero una película imperfecta. Por ello, el homenaje a Van Gogh es más de museo que de filmoteca.

Cine de animación para adultos que nos llega desde Polonia con la cineasta debutante Dorota Kobiela que codirige junto a Hugh Welchman esta coproducción en la que también ha intervenido el Reino Unido y cientos de pintores de distintas nacionalidades. Ellos, han dado forma y color a los 140 cuadros del pintor holandés en que está inspirada la filmación. Y es que hay que reconocer que el trabajo ha sido titánico y han empleado siete años de su vida en llevar a cabo este singular proyecto. A modo de ejemplo, cabe decir que se han llegado a emplear hasta 10 días en pintar un solo segundo de la película y digo pintar, porque aunque la película esta realizada con actores reales, estos son solo maniquíes corporales. De manera posterior han sido dibujados y pintados en cada uno de los 65.000 fotogramas que cubre la producción.

Y atención porque cada fotograma exhibido y animado es un cuadro pintado a mano y al óleo con unas nada despreciables medidas de 103 centímetros por 60 centímetros. Cuadrar todo esto en el montaje final es de un mérito incalculable y más teniendo en cuenta, que la cineasta polaca experta en cortometrajes pensó el proyecto para que fuera uno de ellos. Quizás y viniendo del corto, le ha podido pesar en la parte puramente cinéfila, el alargamiento de la cinta hasta un largometraje convencional. Entonces, opta por usar el reiterativo recurso del flashback con pinturas en blanco y negro, saliéndose así del marco narrativo propuesto. Y es que en estas vueltas al pasado reciente ya no aparecen los cuadros del pintor, sino que son animaciones simuladas de lo que pudo pudo ser el tercio final de la vida del pintor holandés. Y en mi opinión, uno de los errores de la historia en sí es que está centrada solo en la parte final y más tortuosa de la vida de Vincent Van Gogh. Es decir, se centra más en la causa de su muerte que en el conjunto de su vida y obra.


Pintura y cine: En esta ocasión no podemos evaluar con certeza el trabajo actoraL. Como he comentado, aunque la película ha sido rodada con actores reales (sobre croma), estos han sido pintados posteriormente haciendo imposible ver el desempeño de los actores en acción real. Por lo tanto y antes de las ultimas conclusiones, me gustaría matizar algunas películas que se han rodado con la pintura como protagonista principal. En referencia a Van Gogh e incluso me atrevería a decir que la película más relevante en cuanto a pintura y cine, fue la que realizó el cineasta estadounidense Vicente Minelli en 1956, titulada 'El loco del pelo rojo' con una portentosa actuación de Kirk Douglas encarnando al pintor holandés. Otras películas dedicadas al artista fueron: Vincent and Theo de Robert Altman en 1990, Los sueños de Akira Kurosowa tambien en 1990 y finalmente destacaría la francesa Van Gogh de 1991 y dirigida por Maurice Pialat.

Con respecto a los últimos años y según mis preferencias, lo mejor que se ha realizado en cuanto a pintura y cine pasarían por La joven de la perla del año 2003, dirigida por Peter Webber e interpretada por una mágica Scarlett Johanson. Esta cinta fue dedicada al pintor también holandés Vermeer de Delft. También recordaría, Los fantasmas de Goya dedicada al pintor español y dirigida en 2006 por Milos Forman, pero sobre todo por las portentosas actuaciones de Javier Bardem y Natalie Portman. No me gustaría dejar en el tintero, la dedicada a la pintora mexicana Frida Khalo y a su marido Diego Rivera en el año 2002, de Julie Taymor, y que probablemente supuso la mejor interpretación en la carrera de Salma Hayeck.


Conclusión final: En definitiva, lo más importante, curioso y destacable de Loving Vincent es la forma de estar rodada en movimiento y que marca un hito en la historia de la cinematografía dedicada a la pintura. Además, el trabajo y el amor puesto en la obra merece todo el reconocimiento a nivel artístico y técnico. Pero si hablamos de cine y de películas, que es lo que realmente es este Loving Vincent, la historia narrada es manifiestamente mejorable. Quiero decir con ello que si la película hubiera estado realizada de manera convencional no aportaría casi nada nuevo a la vida y obra del pintor holandés. La cinta se centra en una parte muy parcial de su vida e incluso limitándose a sembrar dudas o desconcierto en lo que fue su trágico final. Incluso se teoriza si fue un homicidio o un suicidio lo que acabó con su vida. En cualquier caso, la parte positiva y artística prevalece en esta ocasión sobre la propia historia en sí. Y desde luego, pienso que esta filmación debería ocupar una sala especial en cualquier pinacoteca mundial o en alguna retrospectiva dedicada al genio holandés.


Un hombre singular, tímido, loco, amable, y obsesivo que pintó su primer cuadro cuando tenía 28 años. Desde entonces, pintó con sensibilidad, ternura y sobre todo creyendo profundamente en su obra. En resumen, un artista que a pesar de la incomprensión general del momento quiso por encima de todo dar importancia a lo que hacía y creyó en ello a pesar de solo vender un cuadro en vida. Si hoy viera reflejados sus cuadros en el cine, la frase con la que se abre esta reseña se vería cumplida: "Sueño con pintar, y luego pinto mis sueños". Hoy sus sueños y su pintura ya son obra inmortal también en el cine.

Nota: 7/10.

Nacionalidad: Polonia, Reino Unido.

Dirección y guión: Dorota Kobiela,
Hugh Welchman.

Música: Clint Mansell.

Fotografía animada: Tristan Olivier.

Duración: 95 minutos.

Estreno EE UU: 22/09/2017.

Estreno Polonia: 6/10/2017.

Estreno España: 12/01/2017.