Los hombres jóvenes quieren ser fieles y no lo consiguen; los hombres viejos quieren ser infieles y no lo logran. -Oscar Wilde.
La Historia: Chloé (Marine Vacth) es una joven desestabilizada emocionalmente que acude a la consulta del psiquiatra Paul Meyer (Jérémie Renier), para tratar de poner orden en su cabeza. Al poco tiempo de comenzar la terapia, se enamoran y se van a vivir juntos. Pronto, la mujer se empieza a obsesionar con el pasado de su pareja y empieza a investigar si el Dr. Meyer tiene un hermano gemelo. A raíz de estos hechos nada promete ser como tan idílico como en los primeros momentos.
La crítica: Amante doble, apuesta doble y fracaso doble. Esto es lo que perpetra el cineasta francés François Ozon (Joven y bonita), en esta adaptación por libre, muy libre diría yo, de la novela de la escritora estadounidense Joyce Carol Oates titulada Vidas gemelas. Y es que entre tanta doblez, tantas vidas paralelas y una imaginación mal entendida, la cinta se convierte en un experimento fallido, inconsecuente y oligofrénico. Es decir, en lenguaje coloquial, el director se hace la picha un lió y acude de una manera casi vergonzante al recurso narrativo de los sueños para resolver la propuesta.
La cinta se presenta como un supuesto thriller erótico que en principio suena muy bien, ¿verdad? Pues poco hay de ambas cosas. Ciertamente, la película tiene algunas cotas de suspense inicial que parecen prometer algo más de lo que va aconteciendo en pantalla, pero calificarlo como thriller me parece un exceso nominalístico. Y de erotísmo, bueno algo hay, pero no logra encender la mecha en ningún momento. Cuerpos desnudos no siempre son igual a excitación, saben más a hospital que a lencería fílmica. Y con esto, creo que está dicho todo en cuanto a las cosas del follar.
Y es que era bonito, cuando en el cine los enamorados se besaban, se amaban y hacían el amor, pero parece mentira, que sea un francés, el que nos lleve al ginecólogo y a esto le pretenda dar algún tipo de fuerza sexual. Y no estoy hablando metafóricamente, que también, sino que ya desde el comienzo de la historia, la joven Chloé visita al obstetra y nos ofrece un primer plano vaginal mezclado y saliendo del encuadre con un homenaje opacado, o sea una mala copia, del ojo rajado de Buñuel. Ópticamente bueno, pero de dudoso gusto.
Con respecto a la argumentación, es imposible entrar a fondo con la propuesta pues todo el hecho narrativo se basa en una sola idea que pasa por su hortera y ortopédico final. Aunque es para hacer un spoiler como una catedral respetaremos las normas cívicas. Lo que si trata de hacer el largometraje es hablarnos sobre la no deontología psiquiátrica en este caso y sobre las relaciones y los celos que se establecen en las relaciones gemelares. Quizás los más interesados en esta propuesta sean las personas que tengan hermanos gemelos, aunque me temo que van a salir bastante molestos del cine también. Realmente no hay por donde coger la historia.
En cuanto al reparto, Jérémie Renier (Escondidos en Brujas) es el encargado de hacer un doble papel en la cinta y lo hace muy bien. Él representa a los dos hermanos gemelos psiquiatras de la historia. Ambos tienen características contrapuestas; así uno es tímido, amable y cordial siendo de este de quien se enamora Chloé, mientras el otro es agresivo, seductor y cortante, no impidiendo esto, establecer un supuesto triangulo amoroso entre los protagonistas. En la parte femenina de la historia, se desenvuelve como pez en el agua, la seductora actriz francesa Marine Vatch (Somos una familia), que interpreta a un personaje hipnótico, sensual y viviendo al limite su incertidumbre vital. Para acabar con el reparto, una buena y breve aparición de Jacqueline Bisset (Bullit) como madre ausente de Chloé. En todo caso, un buen trabajo actoral no salva al guión, ni lo hace mejor, sencillamente hace el trance más llevadero.
En conclusión, ni los fabulosos encuadres de François Ozon, ni la buena dirección artística consiguen salvar a la cinta del naufragio casi total. Inexplicable también un cierto aire new age del último tercio de la producción que deja sin adjetivos calificativos esta manera inexplicable de proceder. Por otra parte, el cobarde uso narrativo de los sueños oníricos para ir justificando la trama es sencillamente una tomadura de pelo. Y para colmo, el final tramposo, ramplón y realmente ridículo cierran una propuesta que se mueve entre la chulería y el atrevimiento impúdico de su director. Esto no es cine, esto es una oda narcisista y excéntrica de un cineasta que está desnudo en esta propuesta y nadie ha tenido el valor de decírselo.
Nota: 3/10.
Nacionalidad: Francia.
Dirección: François Ozon.
Reparto: Jérémie Renier, Marine Vacth,
Jacqueline Bisset, Myriam Boyer.
Guión: François Ozon, Philippe Piazzo.
Fotografía: Manuel Dacosse.
Música: Philippe Rombi.
Duración: 107 Minutos.
Estreno Francia: 26/05/2017.
Estreno España: 08/09/2017.