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La historia: El inesperado viaje emocional de Sandra, una librera decididamente independiente cuya vida da un vuelco al implicarse sin buscarlo con la familia de su vecino Alex, un joven arquitecto viudo con dos hijos pequeños (Karma Films).
La crítica: Los lazos familiares son el tejido invisible que sostiene nuestras vidas, un refugio de amor y comprensión que trasciende el tiempo y las adversidades. En cada abrazo, en cada conversación compartida en la mesa, se forjan alianzas que no solo unen a los miembros de una familia, sino que también tejen una red de apoyo para la comunidad. La familia es el primer espejo donde descubrimos quiénes somos, también amigos o vecinos como en el filme reseñado, nos enseñan el valor de la empatía, la lealtad y el sacrificio. Esas conexiones, impregnadas de recuerdos, risas y lágrimas, nos dan fuerza para enfrentar el mundo. Este es el trasfondo de Los lazos que nos unen e incluso de las cosas que nos desunen.
Inspirada en la novela L’intimité de Alice Ferney, Los lazos que nos unen, relata el inesperado viaje emocional de Sandra (Valeria Bruni-Tedeschi), una librera de mediana edad, cuya vida da un vuelco al implicarse sin buscarlo con la familia de su vecino Alex (Pio Marmaï), un joven arquitecto viudo con dos hijos pequeños. Él acaba de hacerse cargo de su hija recién nacida ya que la madre ha muerto durante el parto. Algo que hoy en día es raro, pero que sigue sucediendo por distintos motivos de salud sobrevenidos o incidentes durante el parto.
Por tanto, la cinta también nos habla del duelo aunque el protagonista no da tiempo para transitarlo de manera adecuada y se embarca en relaciones demasiado prematuras. Y el duelo requiere tiempo. Ya que en ese dolor palpita el amor que compartimos, un eco eterno de su presencia. Perder a alguien es aprender a llevar su luz en nuestro corazón, transformando la tristeza en un homenaje silencioso. Aunque el vacío permanece, su amor nos sostiene, guiándonos hacia la esperanza.
Pero Los lazos que nos unen no es una película triste, sino más bien esperanzadora y reparadora. Hacia el final irán encajando todas las piezas que el libreto ha ido sembrando en una trama que es sencilla y sin embargo nos narra un relato muy profundo. Carine Tardieu plantea desde una perspectiva femenina temas como la maternidad elegida, la soledad, la reconstrucción afectiva y los modelos no tradicionales de familia, todo ello, sin dogmatismos ni dramatismos, y con una sensibilidad que alterna la melancolía y en la que echamos de menos algo de humor negro.
Los interpretes ya mencionados hacen un trabajo correcto aunque este no sea el punto fuerte de la película. Quizás los potentes personajes requerían algo más de coraje en pantalla. La cinta propone una exploración emocional de cómo los afectos se imponen a veces con una fuerza transformadora. Sandra, ajena a la idea de formar una familia, se ve involucrada en la cotidianidad y las emociones de Alex y sus hijos, especialmente con Elliott (César Botti), un niño precoz de seis años cuya mirada sincera rompe las defensas de la protagonista. Eso más el bebé recién nacido la llevan a involucrarse casi como una madre. La historia se despliega a lo largo de varios meses, marcados por las estaciones, los silencios compartidos, el crecimiento de los niños y el duelo de Alex en el que conocerá a otra mujer con la que intentará olvidar sus penas.
La técnica de la película es plana sin destacar ningún elemento por encima del otro. Hablamos de cine de autor en el que se busca más la profundidad que un buen diseño de producción.
Los lazos que nos unen relata una historia sobre la familia que no elegimos y sobre el amor que nos encuentra. La cinta francesa nos habla sobre las alianzas familiares o amistosas. Estas alianzas, basadas en el respeto y el cariño, trascienden generaciones, dejando un legado de amor y compromiso. En un mundo que a veces parece fragmentado, los lazos familiares nos recuerdan que juntos somos más fuertes, que el amor es el hilo que cose nuestras historias y da sentido a nuestra existencia colectiva.
Nota: 7/10.
Hello Miguel, I am glad to hear that this is not a sad movie. I am very sensitive 🥺 😪 in watching some movies. Would you believe that I cried 😢 when I watched Disney's Bambi? LOL!!! I also cried when I watched E.T.
ResponderEliminarThank you 😊 so much for sharing your thoughts on this movie. ❤️
"Sin dogmatismos ni dramatismos"... fundamental para que un relato, una historia o la propia película funcione y puedas creer lo que están narrando.
ResponderEliminarSaludos, Miguel!