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La historia: Una cualificada profesora universitaria (Julia Roberts) se encuentra en una encrucijada personal cuando una estudiante (Ayo Edebiri) acusa a uno de sus compañeros de trabajo de violación (Andrew Garfield) y un oscuro secreto de su pasado amenaza con salir a la luz.
La crítica: El guion escrito por Nora Garret diserta de manera profunda -y larga- sobre la mentira, la posverdad, las élites universitarias en Estados Unidos y además lo enfoca en personajes dedicados a cursar o impartir filosofía convirtiendo el relato en algo muy crudo y a su vez elitista. La cinta es seria y está bien planteada, pero sería ideal para que Woody Allen hiciera de ella la sátira perfecta. De hecho el cineasta estadounidense ha sido uno de los más perjudicados por la cultura de la cancelación sin que ningún juez le haya condenado por nada.
Caza de brujas si nos habla con acierto de la mentira y sus consecuencias. La mentira, como un veneno sutil, corroe la confianza y distorsiona la realidad. En el contexto del filme reseñado, la mentira se manifiesta en acusaciones y secretos que devastan reputaciones y relaciones, mostrando cómo la verdad tergiversada puede ser un arma. Sin embargo, la redención del que confiesa es un acto de valentía liberadora. Al asumir la verdad, el mentiroso no solo alivia su carga moral, sino que abre la puerta al perdón y la reconciliación, aunque no siempre garantice reparación total. La confesión, como se ve en el arco de algunos personajes, es un paso hacia la autenticidad, un gesto que, aunque doloroso, restaura la humanidad y posibilita la sanación individual y colectiva.
La cinta también nos enfrenta a varios dilemas y ese es su banderín de enganche. El filme explora cómo las acusaciones, incluso si no son plenamente verificables, pueden destruir reputaciones en la era de la cancelación cultural. ¿Es la percepción pública más poderosa que los hechos? Se enfrenta acusaciones de conducta inapropiada de profesores con estudiantes, lo que plantea preguntas sobre los límites del consentimiento en las relaciones jerárquicas. ¿Cuándo una relación consensuada cruza la línea hacia el abuso de poder?
Sin embargo, toda la temática expuesta, se va cayendo en primer lugar por un metraje de 135 minutos que se siente desmesurado. Sí, esta historia es el ejemplo perfecto de película lenta y reiterativa. Y es que a pesar de que los temas tratados parecen atractivos, la tremenda falta de emoción e incluso el desesperante ritmo narrativo pueden hacer que el espectador desconecte por completo de la película y se ponga a pensar en la lista de la compra, en qué va a cenar después de salir del cine o en teñirse el pelo y la cara a lo Donald Trump para la próxima fiesta de Halloween.
Caza de brujas es un filme provocador, dotado de un libreto complejo que estimula discusiones acerca de ética y ostracismo social. No obstante, su profundidad conceptual y cadencia lenta la orientan preferentemente hacia espectadores selectos —críticos o eruditos— en vez de al gran público que anhela relatos más accesibles y emotivos.
Nota: 5/10
La temática de la cancelación es novedosa y es curioso como un cineasta italiano toca un tema tan estadounidense. A pesar de los peros me interesa verla y ver también a Julia Roberts.
ResponderEliminarSaludos, Miguel!