martes, 9 de diciembre de 2025

Eternity: la vida más allá de la vida


 Eternity dirigida por David Freyne (cineasta de Dating Amber) se ha estrenado en cines españoles el día 5 de diciembre de 2025. La cinta es una comedia romántica de ciencia ficción protagonizada por Miles Teller ('Whiplash'), Elisabeth Olsen (''Bruja Escarlata") y Callum Turner ('Animales fantásticos'). 

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La historia: En un más allá donde las almas tienen una semana para decidir dónde pasarán la eternidad, Joan se enfrenta a la diabólica disyuntiva de elegir entre el hombre con el que ha compartido su vida y su primer amor, que murió joven y ha estado décadas esperando a que ella llegara (A24).


La crítica: La pregunta fundamental que subyace a la fantasía de Eternity es cuál sería, para cada uno de nosotros, la guinda que pondría al pastel más allá de su irresistible dulzura. Inspirado por las acertadas interpretaciones de un reparto principal carismático, el director David Freyne construye una visión original, divertida y romántica del más allá, que se convierte en un deslumbrante escenario visual de los sueños humanos en el que debe darse respuesta a la decisión más importante a la que uno se enfrentará jamás. Joan se enfrenta a un verdadero dilema y no hay nada como ello para enganchar al espectador. En cierta manera, y salvando las distancias, en el fondo subyace el mismo dilema que en 'Los puentes de Madison' aunque de manera invertida. La mujer debe elegir entre su primer marido del que siempre estuvo enamorada a pesar de su muerte o quedarse con su segundo marido con el que estuvo casada durante más de cincuenta años, tuvo hijos y le dio una buena vida, pero sin la pasión que sintió junto a su primer amor. Tiene una semana en una parada técnica camino de la eternidad para elegir con quién la pasa. 

Las reglas que rigen en el más allá pronto quedan claras. Cada recién llegado aterriza, aturdido y confuso, en El Cruce, una combinación de gran estación de tren, centro de convenciones y hotel de mediados del siglo XX. Aparentando la edad que tenían en la etapa de mayor felicidad de su vida, los recién fallecidos se ven bombardeados con vallas publicitarias, anuncios y mercachifles que les ofrecen opciones para la eternidad: del Mundo Sin Hombres al Mundo Capitalista, del Mundo del Surf al Mundo de la Infantilización. La cosa es que después de elegir tu destino eterno, no hay vuelta atrás. Y si no eres capaz de elegir, debes aceptar un trabajo de servicios en El Cruce y vivir en un pequeño apartamento de mala muerte hasta que estés preparado para dar el salto.

Las visiones de los reinos celestiales de un tipo u otro han atraído desde hace mucho tiempo a cineastas ambiciosos, desde Ernst Lubitsch y Powell & Pressburger hasta Warren Beatty y Albert Brooks. En Eternity, Freyne se ha tomado muy en serio esta historia, haciendo un guiño en tono de broma a las numerosas películas que antes que esta habían fijado su atención en las alturas. Pero también emplea su personal y artesanal forma de hacer cine para crear una vida en el más allá que nos hace reflexionar sobre todo lo que anhelamos en este mundo. Porque enmedio de El Cruce hay un centro comercial que cubre todas las posibilidades y que ofrece a su clientela todas las obsesiones, los sueños imposibles y los finales felices que alguna vez han sido la ilusión de alguna persona. Está diseñado para que la gente entre y salga lo más rápidamente posible. La laboriosa construcción de un mundo cuya única fuente de inspiración solo podía ser una imaginación desbordante ha llevado a Freyne al límite de su creatividad. Pero el punto en el que ha anclado la narración es un enfoque, tierno y delicado como las nubes, con el que aborda a los personajes de la historia. En el debe de la historia se echa en falta más humor y menos melodrama ya que en el fondo hablamos de una comedia. Me faltan carcajadas y me sobran algunas reiteraciones sobre el amor. 


¿Qué importa más? ¿la electrizante tensión de la pasión juvenil sin límites o la inquebrantable devoción de décadas juntos? Esa es la disyuntiva a la que Joan, magnífica Elizabeth Olsen, tiene que enfrentarse al darse cuenta de que tanto su primer como su segundo marido desean pasar la eternidad con ella. Teller aborda el personaje de Larry como el de hombre normal y corriente, fiable, con el que es fácil identificarse, un padre de urbanización de buen carácter y un poco gruñón, más interesado en superar los obstáculos del día a día que en alcanzar las estrellas. Luke, interpretado con corrección por Turner, fue un soldado que murió en combate en 1953, ha estado esperando el momento oportuno trabajando como camarero en El Cruce, escuchando entre copas las historias de los que pasaban por allí. Físicamente aún en la veintena y lleno de sueños por cumplir, Luke sigue siendo tan gallardo y galante como cuando cautivó a Joan en la década de 1950. Y tiene la intención de volver a hacerlo.

En la técnica de rodaje destaca el esfuerzo del equipo creativo que aporta profundidad, textura y tangibilidad a un mundo suspendido a medio camino entre la fantasía y el caos burocrático cotidiano de un lugar de trabajo terrenal. En la película, Luke y Joan se sienten atraídos por el Mundo de las Montañas para realizar en él su prueba de eternidad, con sus impresionantes vistas de lagos cristalinos y cielos. Para lograr esta idílica fantasía alpina, el equipo de producción buscó y eligió una ubicación celestial: Squamish, en la Columbia Británica, con sus vistas gemelas de Howe Sound y las imponentes Coast Mountains. Para El Cruce, se realizó una estructura circular brutalista con ventanas que dan a acantilados pintados y con un sistema de altavoces a través del cual suena el canto de los pájaros. Es un mundo absolutamente artificial, orientado por completo a la venta. El caos y la disparatada variedad de anuncios responden a un propósito; desde las fantasías desfasadas hasta lo más mundano para una elección rápida y segura de la eternidad. 

Eternity es original, disparatada en el mejor de los sentidos y reflexiva cuando se pone profunda. No es una película perfecta, pero tampoco lo busca. Más bien nos hace preguntarnos o jugar con los dilemas a la salida del cine. Al final del filme, muchos espectadores saldrán de la sala preguntándose: ¿cómo sería mi eternidad perfecta? Otros dirán: ahora tengo más claro que nunca que el cielo no existe. Y si existe, prefiero el infierno en el que seguro hay mucha más diversión, música y rock and roll. Para concluir ya y en definitiva, hablamos de una cinta en la que se desata un triángulo amoroso en el lugar más inesperado: el más allá. De este concepto fantasioso surge una comedia romántica, audaz y conmovedora; un viaje a una visión pop de la existencia ultraterrenal y del valor que damos a una vida de amor y felicidad.

Nota: 6/10. 


Nacionalidad: EE UU

Género: Ciencia-ficción

Dirección: David Freyne

Guion: David Freyne

Música: Dave Fleming

Fotografía: Ruairi O'Brien

Duración: 112 minutos

Reparto: Elizabeth Olsen,
Miles Teller, Callum Turner, 
John Early ...

martes, 2 de diciembre de 2025

La voz de Hind: emotivo retrato de la barbarie en Gaza


La voz de Hind dirigida por Kaouther Ben Hania se ha estrenado en cines españoles el día 28 de noviembre de 2025. La propuesta presentada en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) es la película elegida por Túnez para representar al país en la carrera por el Oscar.

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La historia: 29 de enero de 2024. Los voluntarios de la Media Luna Roja reciben una llamada de emergencia. Una niña de 6 años está atrapada en un coche bajo fuego en Gaza, suplicando ser rescatada. Mientras intentan mantenerla en la línea, hacen todo lo posible por enviarle una ambulancia. Su nombre, Hind Rajab (Caramel Films).

La crítica: Al igual que en The Guilty y en Víctima imperfecta la acción se sitúa en una centralita de emergencias. Allí observamos a los operadores, casi en tiempo real, en su lucha desesperada por tratar de hacer llegar una ambulancia hacia una niña. Ésta solicita ayuda desde un teléfono móvil mientras está atrapada en un coche masacrado por el ejercito israelí con más de 300 impactos de bala. En el automovil viajaba con su familia intentando sortear las bombas, pero cómo es bien sabido las fuerzas armadas de Israel no respetan las mínimas reglas de la guerra. Han bombardeado ambulancias, hospitales, edificios residenciales y en el caso que relata la cinta incluso disparaban sin complejos a familias de civiles que solo trataban de escapar del horror. Ojalá que estos criminales de guerra ardan en el infierno o al menos el genocida de Netanyahu acabe en prisión para el resto de su miserable vida. 

La voz de Hind no necesita inventar horrores: le basta con reproducir la grabación real de la niña aterrorizada hablando con la operadora de la Media Luna Roja mientras los tanques israelíes se acercaban. Esa grabación, que recorrió el mundo en febrero de 2024, generó rabia durante unos días y luego fue sustituida por otras imágenes. El cine la rescata, la amplía, le pone rostros, nombres, madres que gritan, y la convierte en algo que no se puede deslizar tan fácilmente con un scroll. El espectador sale de la sala con la voz de Hind resonando en la cabeza, y esa resonancia es brutal: es la prueba de que alguien intentó borrarla y no lo consiguió.

El cine de denuncia no sustituye a la justicia internacional ni a la acción política, pero sí cumple una función que ningún informe de la ONU, por detallado que sea, logra: humaniza a las víctimas hasta el punto de hacerlas imborrables. Cuando imagines a Hind escondida en un coche rodeado de cadáveres, ya no podrás reducir su muerte a una baja colateral ni a un daño inevitable en zona de guerra. La convertirás, quieras o no, en alguien cuyo nombre merece ser recordado. Y eso es exactamente lo que más temen los aparatos de propaganda que justifican limpiezas étnicas, bombardeos indiscriminados y asedios totales: que recordemos nombres. Que Hind Rajab, o los cientos de periodistas y médicos asesinados dejen de ser estadísticas y se conviertan en fantasmas que les persigan.

Por eso películas como La voz de Hind son urgentes y necesarias. Porque mientras los tanques se retiran y las cámaras de televisión se van, el cine se queda. Se proyecta en festivales, en aulas, en salas pequeñas de barrios humildes, en cines grandes y en plataformas. Y cada vez que alguien la ve, el intento de borrar Gaza fracasa un poco más.

El elenco, compuesto íntegramente por actores palestinos, incluye a Saja Kilani en el rol de Rana Hassan Faqih, la operadora que mantuvo la conversación con Hind, transmitiendo empatía y urgencia.  Clara Khoury da vida a Nisreen Jeries Qawas, otra figura clave en la coordinación, aportando profundidad emocional al equipo.  Finalmente, Amer Hlehel encarna a Mahdi M. Aljamal, destacando el compromiso humanitario en medio del caos. Estos personajes, inspirados en personas reales, humanizan la denuncia contra los crímenes de guerra, haciendo del film un testimonio inolvidable.

En la técnica de rodaje destaca su enfoque híbrido entre el documental y la ficción, ya que integra grabaciones reales de audio con escenas dramatizadas para recrear la tragedia de Hind Rajab. La fotografía y el manejo de cámara brilla al utilizar encuadres en pantalla ancha y tomas a mano alzada que generan una sensación real en el centro de llamadas de la Media Luna Roja, serpenteando entre escritorios y mapas digitales de Gaza en ruinas, lo que intensifica la urgencia y el realismo. La música es utilizada de manera muy escasa (yo la hubiera dejado sin ella) y el metraje de 90 minutos es totalmente acertado. 

La voz de Hind funciona bien como vehículo cinematográfico, pero sobre todo es útil en lo que ya empieza a suceder: en un mundo saturado de imágenes efímeras y titulares que duran apenas unas horas, el cine sigue siendo uno de los pocos instrumentos capaces de fijar el dolor en la memoria colectiva. Porque el olvido ya está ocurriendo. A medida que pasan los días desde los acuerdos de alto el fuego y los anuncios de “planes de paz” (por frágiles y parciales que sean), la atención global se desplaza con una velocidad aterradora. Las cadenas de noticias rotan sus portadas, los algoritmos premian otros conflictos, otros escándalos, otras tragedias más recientes. Gaza, que durante meses concentró la indignación mundial, comienza a desvanecerse del relato colectivo como si sus muertos, amputados, heridos y sus barrios arrasados solo fueran una fase más de un ciclo interminable que ya se solucionará. No se solucionará si se olvida. Es por eso que la posibilidad de ser nominada al Oscar pudiera ayudar a mantener viva la esperanza de hacer justicia universal.

Nota: 7'5/10


Nacionalidad: Túnez

Género: Drama

Dirección: Kaouther Ben Hania

Guion: Kaouther Ben Hania

Fotografía: Juan Sarmiento G.

Música: Amin Bouhafa

Duración: 90 minutos

Reparto: Motaz Malhees, Saja Kilani,
Amer Hlehel, Clara Khoury