Blood de Brad Anderson se estrena en cines españoles el próximo día 15 de diciembre de 2023. La película se presentó en la Sección Oficial del Festival de Sitges, donde el director recibió el Premio Máquina del Tiempo.
👻👻👀👻👻
La historia: Tras su divorcio, Jess, una joven enfermera, se muda con sus dos hijos a una casa en las afueras que no está encantada. La casa digo. Gran sorpresa. Igualmente hay circo. Sigo. A su pequeño hijo Owen se le escapa su perro y cuando el animal regresa, endemoniado y sarnoso, ataca al niño. Las heridas sanan, pero Owen se ve poseído por una inexplicable sed de sangre que le vuelve un chupóptero de marca mayor.
La crítica: Ya estaba tardando mucho el año 2023 en saciar mi sed de 'Niños siniestros y perros en el cine' y por fin llegó mi sabrosa ración sazonada con madre desquiciada. La única pena que me queda es que la casa no está hechizada, ni hay un triste coche que no arranque. En fin, no se puede tener todo lo que se desea, pero me conformo con este gran sarnazo antes de proceder a la entrega de los Premios Marcianos.
Blood de Brad Anderson (no estoy haciendo SEO, el título en España es así), llamada Sed incontrolable en México, es la misma película de siempre, con el mismo ruido de siempre y con las mismas rutinas de siempre. Por cierto, el perro se muere. Lo digo para evitar dramas innecesarios si ven esto en el cine. ¿Esto es spoiler? Sí. Pero como sucede en los primeros minutos no cuenta. Por cierto, más que morirse, le mueren. Vamos que la madre de la gloriosa criatura chupóptera al ver que el perro viene poseído de un paseo por el bosque, le pega un estacazo que le quita la tontería y el endemoniamiento, pero también la vida. DEP.
En fin. Pues la cosa es que el niño se ha vuelto vampiro y si no le dan sangre pues se enoja. ¿Y qué hace una madre ante eso? Pues como la mujer tampoco anda muy bien, pues se dedica al menester. Mata conejos, secuestra señoras, roba sangre en bolsas e incluso se corta para satisfacer al joven chupóptero. El niño tan contento claro. Incluso se bebe la sangre con pajita como si fuera un zumo. Todo esto que estoy contando no es inventado, ni estoy bajo los efectos de las drogas. Palabra.
Encabeza el reparto Michelle Monaghan como suministradora sanguínea. Su personaje es el típico en este tipo de sarnazos: gritona, desquiciada, madre coraje, etc. El niño vampiro está protagonizado con arte por Finlay Wojtak-Hissong. Y luego el perro hace un buen papel, pero muy corto. En la película sale más gente gritando, pero no creo que nadie esté interesado en saber quien los interpreta. Si alguien se queda con muchas ganas que me escriba un correo y detallamos las sosegadas interpretaciones.
La parte técnica es fácil de resumir: música, fotografía y montaje dignos de un telefilme de sobremesa de Antena 3.
Blood de Brad Anderson es un pufo hasta en la traducción del título. Pero también es verdad que ha saciado por completo mi sed de sangre y sarna para acabar el año de manera gloriosa. Con un final absurdo intentando explicar que la culpa de todo la tiene un árbol maldito, habrá que esperar hasta ese momento para ver si los humanos siguen el camino del perro, si el niño sigue con la manía de beber sangre a modo de zumo y si la madre decide darlo en adopción para pasarle el marrón a los de la segunda parte de la película que capaces serán de hacerla. Fin.
Nota: Obra Maestra.