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La historia: Siobhán (Hermione Corfield) es una estudiante de biología que se embarca en un pesquero para hacer prácticas sobre la fauna marina. Pero el barco es inmovilizado por una misteriosa criatura marina y su suministro de agua dulce queda infestado de parásitos. A contrarreloj, deberán encontrar una manera de volver a casa mientras están varados sin ayuda en aguas restringidas. Poco a poco los miembros de la tripulación comienzan a ser víctimas de una extraña infección viral que puede tener consecuencias inesperadas si consiguen regresar a puerto.
La crítica: Si por algo destaca Contagio en alta mar, aparte de por su brillante traducción, es por reflejar el mundo de los pescadores del norte de Europa en medio de un entorno hostil. Ellos comen, beben, celebran juntos y se casan con las chicas del lugar. Comparten tradiciones y supersticiones, siendo reflejo de una comunidad con connotaciones muy particulares. Los barcos que pescan en la costa oeste de Irlanda son pequeños y de gestión familiar. Están formados por tripulaciones diversas y muy unidas ya que trabajar en un arrastrero es muy peligroso. La tasa de lesiones y muertes en los barcos británicos se encuentran entre las más altas de cualquier trabajo en el Reino Unido e Irlanda. Por si esto es poco, la cineasta irlandesa Neasa Hardiman se atreve en su ópera prima a meter bicho submarino contagioso junto a la tripulación. Por fortuna, en el barco no hay niño poseído, ni perro sarnoso. Aunque ya puestos la cosa hubiera sido tan loca que no es descartable en una futura segunda parte.
También es cierto que Siobhán, la muchacha pelirroja, ya viene un poco poseída de la facultad. La chica es rara, pero comparada con los marineros pasa incluso desapercibida. Digamos que entra en el barquito a lo Donald Trump y tras ver el panorama se pasa al bando del joven Biden.
Total, que la gente esta se pone a hacer cosas de pescadores y aparece un bicho asqueroso a modo de calamar gigante y se pega al casco del barco como una lapa. Además, el bicho de los cojones tiene el poder de exhalar un virus a través de los conductos del barco. Infectados, solos y en medio del caos las culpas van para Siobhán. ¿Por qué? Fácil: es pelirroja y según una señora -que creo hace de cocinera en el barco- eso es signo de mala suerte. Pero a la pelirroja le da igual lo que diga la cocinera. Parece que tras un pequeño ataque de Terror Hormonal (el género ha vuelto) se excita y se intenta liar con un apuesto marinero pero el tipo se muere. Al final va a ser que la pelirroja si que da mala suerte. Qué se lo digan al muchacho. En fin, la cosa está en que sigue muriendo gente, el bicho marino se vuelve cada vez más malo y solo nos queda saber si la pelirroja llega a buen puerto, acaba la carrera y se hace funcionaria. Por lo demás, bien.
Realmente no tengo nada más que decir de la película. Así que todos para casita que hay toque de queda. Fin.
Nota: 4/10.