Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.
-Montesquieu.
La historia: El veterano letrado Roman J. Israel (Denzel Whasington), pierde su puesto de trabajo en un bufete de abogados especializado en la defensa de los derechos civiles. Esto sucede cuando su jefe y mentor muere y la empresa es liquidada por sus herederos. Tras el luctuoso acontecimiento, una nueva vida comienza para él, cuando es contratado por George Pierce (Collin Farrel) que es un joven y engreído abogado que dirige con mano de hierro el bufete más importante de Los Ángeles. A partir de entonces, el choque de generaciones y caracteres será inevitable. Todo se complica aún más en la vida de Roman, cuando entabla amistad con la activista Maya Alston (Carmen Egogo) y lo que parece ser la semilla de un romance, comienza a peligrar por un suceso imprevisto en un caso de asesinato en el que trabaja el abogado.
La crítica: Dice un refrán "qué nunca es tarde, si la dicha es buena". Y es que por fin, este 4 de mayo y tras 6 meses desde su estreno en Estados Unidos y 2 meses después de ser estrenada en México, Roman J. Israel, llega a las carteleras españolas como una muy interesante propuesta judicial escrita y dirigida de una forma muy seria por Dan Gilroy. No sabemos muy bien el porqué de este desfase temporal del estreno en España de una cinta que que tuvo serias opciones en la temporada de premios. De hecho, Denzel Whasington estuvo nominado como mejor actor al Premio Oscar de la Academia y según mi criterio, el galardón debió recaer en él por un papel en el que una vez más demuestra su excelencia a la hora de afrontar un trabajo.
Quisiera aclarar algún aspecto sobre el peculiar título de la producción: Roman J. Israel, Esq. Aunque resulte obvio, Roman J. Israel es un nombre y no tiene nada que ver con la nación de Israel. Pero quizás a alguna persona le extrañe o no sepa que es eso de Esq. Pues bien, en la versión original de la película y en los subtítulos, el término equivale a letrado/abogado y es un diminutivo de Esquire. Se podría concluir entonces que es una especie de mención honorífica anexionado al apellido de un abogado y que se usa tradicionalmente en Estados Unidos.
Por cierto y aunque el cine judicial no resulte en principio muy atractivo, cabe recordar que la justicia debería ser la base sobre la que se asienta nuestra vida. Y es que hay dos sucesos ocurridos en relación a la justicia, que aunque no tengan relación directa con el cine, si tienen que ver que un sistema judicial que se ha convertido en una estafa como denuncia en su fondo Roman J. Israel, Esq. El primero de ellos ha ocurrido en México; con el terrorífico suceso ocurrido con los tres estudiantes de cine asesinados y disueltos en ácido por el crimen organizado en el país azteca. ¿Qué va a hacer la justicia corrupta de México para parar esta orgía de crímenes? NADA. Y en España, ¿cómo es posible que la violación de una niña de 18 años, por cinco repugnantes tipos conocidos como "La manada" se despache con una sentencia profundamente machista, indignante e irrisoria? Desde el cine, solo queda la obligación de denunciar estas situaciones como modo de concienciación social y a su modo, la película reseñada hoy, es una enmienda a la totalidad de la justicia en Estados Unidos y por ende al resto del mundo.
Y es que Roman J. Israel, Esq, lo que trata de mostrar es como el sistema judicial del Estado de Los Ángeles en Estados Unidos, es un mercado de compra y venta de sentencias en un sistema corrupto en el que solo los que más dinero han acumulado, tienen la posibilidad de evitar la cárcel o ver rebajadas sus sentencias. El mercadeo es realmente asqueroso entre fiscales y abogados defensores. La base sobre la que se asienta este sistema y que denuncia la cinta, consiste en evitar ir a juicio y resolver las causas mediante vistas orales y acuerdos, que van siempre en contra del más elemental derecho a la defensa del más débil, en contraposición con la "justicia" que reciben los más poderosos. ¿Recuerdan la cárcel VIP en la cumple condena el personaje interpretado por Leonardo Di Caprio en El Lobo de Wall Street?
El reparto y como señalaba anteriormente, está encabezado por un extraordinario Denzel Whasington que tras su espectacular papel en Fences, (y su monumental enfado al no recibir el Oscar), se volvió a quedar sin su esperada tercera estatuilla dorada por este papel reseñado hoy. Creo que el mejor ejemplo de que hay que tomarse los premios con cierta distancia, es la adorable actriz Meryl Streep que tras 21 nominaciones al Oscar, "solo" ha conseguido tres de ellos. Lo que parece claro, es que el record de Khatarine Hepburn con 4 Premios de la Academia, no solo es difícil de batir, sino que parece una quimera que sea igualado. Volviendo al reparto de Roman J. Israel, Esq, hay que destacar una excelente réplica de Collin Farrel (La seducción), en una de sus actuaciones más serias y brillantes. Aquí encarna a un abogado sin escrúpulos, que recibe una lección de vida del veterano letrado Roman J. Israel. En la parte femenina del reparto, Carmen Egogo (Animales fantásticos) pone el contrapunto emocional y emotivo a la filmación, en una actuación secundaria pero clave para entender el conjunto de la historia.
La parte adicional más llamativa es el diseño de vestuario de la producción. En cierta manera es otro personaje más de lo que quiere transmitir el cineasta. Por un lado, el personaje de Denzel Whasington vive anclado en los años 70 y sigue vistiendo con esos trajes tan característicos de la época (y con el pelo a lo afro). Y por otro lado, vemos a Colin Farrel con unos trajes de último diseño y de firma, con los que parece soñar el veterano letrado. A través de este aspecto de la filmación, vemos el choque entre dos mundos, entre dos generaciones y entre dos formas de pensar. Es por ello que a través del vestuario, llegamos a la conclusión de que lo viejo en forma de ideas, se niega a dar paso a lo nuevo. Pero es que probablemente lo nuevo sea tan superficial, que lo viejo adquiera el poder de la vanguardia al menos en cuanto a ideales y principios vitales. La película en su conjunto, nos habla de los principios del ser humano y de la traición a ellos por cuestiones mercantiles. Y en esto caso, los trajes y algo en principio tan secundario como es el vestuario en el cine, son utilizados como forma narrativa sin que apenas nos percatemos de la función dramática que cumplen en la argumentación.
En conclusión, Roman J. Israel, Esq, es cine de denuncia social sobre un sistema judicial obsoleto y corrupto, visto desde el idealismo del mayo del 68 (aplicado a la justicia) del que ahora se cumplen 50 años. La película en sí misma no es la mayor diversión que me he encontrado en lo que va de año 2018, y mucho menos cine palomitero, pero desde luego es un cine que tiene calidad en cada fotograma exhibido. Es por ello, que si sumamos las interpretaciones a una buena narrativa cinematográfica la experiencia además de positiva, es enriquecedora.
Nota: 7/10.
Nacionalidad: Estados Unidos.
Dirección y guión: Dan Gilroy.
Reparto: Denzel Whasington,
Collin Farrel, Carmen Egogo.
Música: James Newton Howard.
Fotografía: Robert Elswit.
Duración: 129 minutos.
Estreno EE UU: 3/11/2017
Estreno México: 2/02/2018.
Estreno España: 4/05/2018.