martes, 3 de septiembre de 2024

Estación Rocafort: ¿Estación maldita, mito o leyenda urbana?


¡Bienvenidos a la temporada 2024-2025 de Cine y críticas marcianas! En ella seguiremos repasando los estrenos de cine que se produzcan en las carteleras. No nos olvidaremos de las curiosidades cinematográficas, de los cortometrajes y por supuesto recordaremos algunas joyas del inolvidable cine clásico. Muchas gracias por vuestra presencia y comenzamos.

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Estación Rocafort dirigida por Luis Prieto se estrena en cines españoles el próximo día 6 de septiembre de 2024. Protagonizada por Natalia Azahara junto a Javier Gutiérrez y Valèria Sorolla, la película nos sumerge en las entrañas del metro de Barcelona adentrándonos en el corazón de las inquietantes leyendas urbanas que rodean la estación de Rocafort. 


La historia: Un misterio que durante años ha sacudido a la estación de Metro de Rocafort en Barcelona entra de lleno en la vida de Laura (Natalia Azahara) cuando empieza a trabajar en esta vieja y tranquila parada. No tardará en descubrir una leyenda que la empezará a perseguir: allí ha muerto mucha gente en extrañas circunstancias. Laura, decidida a descubrir la verdad, pedirá ayuda a Román (Javier Gutiérrez), un curtido ex policía que alberga sus propios demonios relacionados con el caso. Lo que sea que ocurre en la estación maldita sigue sucediendo a día de hoy. Irá a por ella, y a por todos los que la rodean.


La crítica: Hace 100 años exactos, y esto no sale en la cinta, se construía el Metro de Barcelona. De manera funesta y muy cerca de la que sería la Estación Rocafort se produjo un derrumbe en el que murieron una decena de obreros. Las cosas no empezaban bien. De manera posterior ya en los años setenta la estación fue conocida por una oleada de suicidios con efecto contagio. En las últimas décadas el lugar ha supuesto todo un nido para las leyendas urbanas que han acabado por forjar una película que mantiene el suspense durante sus bien pensados 90 minutos. El mayor problema del filme es que está hilado -mas bien partido- sobre una interesante trama de cine negro que queda en segundo plano para dar centrase en el cine de terror con una sobredosis de fantasmas con perro poseído incluido. En fin, tras 100 años la Estación de Metro de Rocafort sigue con problemas, pero ya tiene película. 

Iván Ledesma, guionista de la película, se documenta bien a través de diferentes trabajadores del Metro, tanto antiguos como nuevos, y ellos, le abrieron las puertas de los lugares que normalmente están vetados a los viajeros comunes. Allí descubrió un sinfín de historias increíbles: sitios escondidos dentro del metro, almacenes llenos de historia de la ciudad, estaciones nunca acabadas con leyendas propias, vías muertas, relatos de fantasmas, viajeros que salen en las pantallas de seguridad pero no están allí, puntos negros de la red donde los suicidios son frecuentes y que se ocultan o no se tratan de publicitar para evitar el "efecto llamada". Ocurre en muchas vías ferroviarias de Cercanías o en otras ciudades como París o Madrid donde se han planteado vallados transparentes para evitar accidentes o suicidios. Esta parte, bienintencionada o sugerente, se lleva al maximalismo por parte del cineasta y lo que podría ser una buena historia de suspense se va deshilvanando en una trama en la que hay más fantasmas metropolitanos que turistas en Benidorm. Laura, la joven que entra a trabajar como novata a Rocafort, se puede ir preparando -también el espectador- para fantasmas de todo rango -no podía faltar el perro- e incluso tendrá tiempo para ser poseída aunque dejaremos este verbo para la imaginación morbosa del espectador. 

Estación Rocafort, sin embargo, contiene otra parte más interesante narrada a través del cine negro sobre un crimen (ficticio) ocurrido en la parada en 1999. 25 años después el ex inspector de policía, Román, sigue frustrado y dando vueltas a lo ocurrido aquella noche. Se ha vuelto un ser taciturno, bebedor y descreído hasta que llega Laura para pedirle ayuda sobre las visiones y pesadillas que está comenzando a tener en su nuevo trabajo. Él escribió un libro sobre un asesino de una linea de Metro y tras pensarlo decide ayudar a la muchacha y con ello ayudarse a sí mismo sobre el caso que le hizo ser expulsado del cuerpo de policía. El problema del filme surge cuando se intentan fusionar ambas líneas narrativas y se opta por dar todo el peso a la línea paranormal en la que el espectador ya no sabe quien es fantasma, quien perro, quien taquillera de Metro o porque Laura no se va a trabajar a una floristería adonde la vida le parecería mucho más linda, colorida y con buena fragancia. 


La joven actriz Natalia Azahara realiza un trabajo muy sólido interpretando a Laura. Un personaje que representa a una nueva generación con trabajos precarios, soledad sentimental y sobre todo con una enorme dificultad para encontrar una vivienda digna. Ya decíamos que el mejor personaje del filme era Román interpretado por un gran Javier Gutiérrez: ex policía, alcohólico, turbio, incorrecto, pero sabedor del caso Rocafort y de las vertientes que se abren a su paso. Laura tiene una compi-amiga con más peligro que Rambo en Ucrania. Interpretada de manera muy pícara por la nominada al Goya, Valeria Sorolla, veremos que es un personaje con sorpresa incluida. Por último, destacar al gran Celso Bugallo que interpreta al hombre que estuvo implicado en el crimen de 1999 y que permanece ingresado en un psiquiátrico y que tendrá la clave de la estación maldita. 

En la parte técnica tenemos un problema. Un problemón diría yo. La iluminación diurna ya es deficiente, así que imaginaros como será la nocturna en el Metro de Barcelona. Al menos durante 20 minutos de la película se vera una pantalla negra con personajes hablando o matando sin que se vean más que sombras. El filme, por tanto, es oscuro hasta decir basta. Este falso truco no cuela ya. No se crea misterio por iluminar mal la noche. Se crea cabreo. Se puede grabar de noche, grabar en el Metro e incluso grabar en el mismo infierno con una iluminación correcta e incluso vistosa como ha quedado demostrado en decenas de películas desde el cine clásico hasta nuestros días. En la parte buena destaca la música de Nami Melumad que sabe mantener el suspense hasta el final. 

Estación Rocafort me ha parecido un filme fallido aún partiendo de un buen planteamiento. La historia es intensa y el metraje de 90 minutos es muy sabio ya que mantiene el suspense hasta el final. Un final por cierto que se pierde buscando el origen del Mal. Este toma forma de demonio pre-colombino venido desde México, se apoya en la mitología de los perros cancerberos y como no podía ser de otra manera se asienta sobre las personas poseídas. Gente con ganas de dar la monserga a otras personas que bastante tienen ya con su vida normal de ir a Mercadona, pasear al perro a las siete de la mañana o irse una semana en agosto a la playa con suegra, niño, nieta, amigo del niño, mujer o marido, perro, gato, sombrilla y crema para el sol. Con lo bien que se está en casa. 

Nota: 5/10.


Nacionalidad: España

Género: Suspense - Terror

Dirección: Luis Prieto

Guion: Iván Ledesma

Música: Nami Melumad

Fotografía: Marc Miró

Duración: 90 minutos

Reparto

Laura: Natalia Azahara

Román: Javier Gutiérrez

Cris: Valèria Sorolla

Andrés: Xavi Sáez

Albert: Francesc Albiol

Toni: Aimar Vega

Luis: Tatín Revenga

Elías: Celso Bugallo