viernes, 4 de junio de 2021

Sueños de una escritora en Nueva York (My Salinger Year): sobredosis de almibar


Sueños de una escritora en Nueva York dirigida por Philippe Falardeau se estrena en cines españoles el día 4 de junio. La película inauguró la 70ª edición del Festival Internacional de Cine de Berlín  y recientemente ha participado en el Barcelona Film Festival.

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La historia: Nueva York, años 90. Joanna (Margaret Qualley) es una joven que desea ser escritora y con ese objetivo consigue un empleo como secretaria en la agencia literaria que representa al afamado escritor J.D. Salinger. Pero Margaret (Sigourney Weaver), su jefa, la relega a un puesto en la que solo debe transcribir respuestas automatizas a las cartas que recibe el aclamado autor de "El guardián entre el centeno". 


La crítica: La película, con título totalmente inventado en España, está basada en la novela autobiográfica My Salinger Year de Joanna Rakoff. Dirigida por Philippe Falardeau, cineasta de la nominada al Oscar a la Mejor película de habla no inglesa “Profesor Lazhar”, nos presenta un filme tan almibarado y buenista que provoca rechazo por la propia incredulidad que provocan los hechos narrados. Diría, incluso, que cuando Rakoff escribió la novela en la que se basa la película, se inventó una vida tan ideal, tan bonita e incluso tan surrealista como la bondad que se atribuye. 

Convertir un libro en una película generalmente significa tomar decisiones, crear personajes complejos y transformar la voz interior en acciones concretas. Pues bien, nada de esto sucede en Sueños de una escritora en Nueva York. Por el contrario, el personaje de Joanna es tan simple y cursi que llega a ser repulsivo. Hablamos de una muchacha tan ideal, cuqui y guapa que provoca casi vergüenza ajena. No ella, que de ser una mujer real sería casi perfecta. Lo que provoca vergüenza es como alguien pueda tener una imagen de sí misma tan almibarada e irreal. Pero bueno, cada uno es libre de verse como quiera. El problema surge cuando el cineasta no toma voz propia y se limita a transcribir una novela auto masturbatoria y narcista a la pantalla de cine. 

Más acertada se presenta la propuesta cuando se centra en el fanatismo de los seguidores de un escritor. Más bien de su fama. Y es que a J.D. Salinger se le idolatraba como a una estrella de rock. En el centro de la película están todos esos fanáticos que le escriben a Salinger, deseando desesperadamente que él les responda. El trabajo de Joanna es proteger a Salinger de ellos y mandarlos al carajo de manera educada. Y eso es lo que hace la protagonista durante toda la puñetera historia. Bueno, también se echa un par de novios, hace el amor de manera muy chic y alquila un cuchitril en Nueva York donde trata de escribir poesía a la vez que trata de encontrar su voz como escritora. En fin, muy romántico todo. 

La cinta está protagonizada por la actriz y modelo Margaret Qualley ("Érase una vez en... Hollywood") que cumple sin mayores problemas con lo que le exige el cineasta. Es decir, ser una chica florero que se limita a repetir como un loro los torpes diálogos de un libreto plano y sin ningún toque de humor. Sin embargo, nos encontramos con la tres veces nominada al Oscar Sigourney Weaver (saga “Alien”) que le pone algo de picante a la película. Su papel como la jefa de la editorial está mejor pensado sobre todo cuando pone en aprietos a la ideal Joanna. Nunca vemos a J.D. Salinger, ni al actor que le interpreta. Solo aparece de manera brumosa en alguna escena y su interacción con la editorial solo se produce a través de llamadas telefónicas. Es decir, el interés de la escritora al escribir sus memorias no es que conozcamos a Salinger, sino que la conozcamos a ella. Hablamos, por tanto, de una caso de egocentrismo de libro que además ha sido llevado al cine. 

Lo mejor de la película pasa por su ambientación y diseño de producción. Rodar en Montreal una historia que tiene lugar en Nueva York es muy meritorio. Se crean tres Nueva York: primero, el Brooklyn de los noventa. Segundo, en el otro lado del East River, un centro de Manhattan creíble al nivel de la calle, y tercero una intemporal agencia literaria que estaba en Madison Avenue. Fotografía y vestuario dan credibilidad a la historia ambientada en los noventa.

En conclusión, Sueños de una escritora en Nueva York (tiene cojones la traducción) es una película tan bonita que de bonita ya se pasa. De hecho, provoca rechazo ante la idealización de unos personajes que parecen sacados de una historia de Disney para adultos. La parte buena de la cinta es que no es muy larga y que es poco ruidosa. Por tanto, me ha parecido una propuesta genial para conciliar el sueño sin tener que tirar de medicamentos, melatonina u otros remedios naturales.

Nota: 5/10.


Nacionalidad: Canadá

Dirección: Philippe Falardeau

Guion: Philippe Falardeau

Música: Martin Léon

Fotografía: Sara Mishara

Duración: 100 minutos

Reparto: Sigourney Weaver,
Margaret Qualley, Douglas Booth,
Colm Feore, Matt Holland,
Théodore Pellerin, Seána Kerslake