miércoles, 22 de enero de 2020

Gloria Camarero, profesora de cine: "La interpretación de Antonio Banderas en Dolor y Gloria ha sido la mejor de toda su carrera"


Dolor y Gloria dirigida por Pedro Almodóvar acaba de ser nominada al Oscar en la categoría de Mejor Película Internacional. Además, Antonio Banderas ha sido también nominado en la categoría de Mejor Actor Protagonista. Para hablarnos de ello, hoy recibimos a Gloria Camarero Gómez que es ya nuestra profesora cinematográfica de cabecera.

Gloria ya nos acompañó para hablarnos de sus libros: "Ciudades americanas en el cine" y "Madrid en el cine de Pedro Almodóvar". Este último, ha sido reeditado para incluir en él los espacios urbanos utilizados por el cineasta manchego en "Dolor y Gloria" relacionados con Madrid.  Hoy nos hablará también de la renovada edición del ensayo.

Para los nuevos lectores y amigos de Cine y críticas marcianas haré una breve semblanza de la invitada de hoy. Gloria Camarero Gómez ejerce como profesora titular de Historia del Cine e Historia del Arte de la Universidad Carlos III de Madrid. Además, es profesora invitada en las universidades de La Plata en Argentina, Freie Universität de Berlín o de Pau et des Pays de l’Adour en Francia. También dirige el Máster en Gestión de la Industria Cinematográfica. Su actividad investigadora se centra en el estudio de los lenguajes visuales en relación con las artes plásticas, la arquitectura y el urbanismo.

Texto y fotos: Miguel Pina

Hola, Gloria. Sabemos que eres una amante casi incondicional del cine de Pedro Almodóvar. “Dolor y Gloria” ha tenido una gran acogida entre la crítica y ha sido seleccionada por la Academia para competir por el Oscar. ¿Qué te ha parecido en lo personal la película? ¿Se podría considerar una especie de testimonio vital del director?

Personalmente me ha gustado mucho, tanto en lo narrativo cómo en lo visual. Almodóvar ha transferido algunos pasajes de su biografía a la del personaje protagonista. Como bien dices, “Dolor y gloria” es el testimonio vital de Pedro Almodóvar y ahí radica su importancia. Hay una constante translación de vivencias y tiene mucho de autoficción. Mallo revive su infancia y una buena parte de ella es la del propio Pedro. Ya de adulto, viste de manera similar, lleva gafas oscuras para protegerse de la fotofobia que padece y acaba de sufrir una operación de columna, situaciones de salud que tiene en común con el director manchego. Los recuerdos que transitan por la película son los de Mallo y se presentan desde su mirada. Necesita actualizarlos para volver a escribir. No son los de Pedro, pero coinciden en un alto porcentaje.

Banderas está impresionante como trasunto de Pedro Almodóvar. Creo que el Goya ya tiene dueño y además ha sido nominado al Oscar ¿Qué te ha parecido la interpretación de Banderas y cuánto de su personaje hay de biográfico en relación al cineasta manchego?

La interpretación de Antonio Banderas es magnífica. Me atrevería a decir que ha sido la mejor de toda su carrera y el Festival de Cannes así lo reconoció, otorgándole el premio al Mejor Actor por este papel. Reitero que hay mucho de la biografía del cineasta manchego en el personaje. Comparte profesión, enfermedades, inseguridades, miedos y algunas de las historias personales que nos cuentan.

Madrid en el cine de Pedro Almodóvar acaba se ha reeditado para incluir en el libro tu visión de “Dolor y Gloria”. El filme que es la última película del cineasta manchego vuelve, aunque en menor medida, a usar la capital de España como plató de rodaje. ¿Qué espacios escenográficos destacarías de la película en relación a Madrid?

“Dolor y gloría” profundiza en la línea intimista articulada en “Julieta”. El nudo argumental, que es la madurez y decadencia física de un director de cine, Salvador Mallo, se desarrolla en el Madrid de 2019, un Madrid, en la película, de perfil bajo y relativamente poco visible. Los protagonistas se mueven por el paseo del pintor Rosales, Lavapiés, Justicia o Vallecas. Beben algo en el Lobby Bar del hotel Miguel Ángel y viven eventos cinematográficos, teatrales y artísticos en el cine Doré, la Sala Mirador en Doctor Fourqueto The Sibarist de la calle San Lorenzo. En ese Madrid, el protagonista conoce el «dolor», pero subyace otro, sin presencia física y continuadamente rememorado: el Madrid de los años 80, el de la Movida, donde el mismo Mallo alcanzó la «gloria» profesional y vivió un intensó amor sin final feliz. Es crónica de la ausencia.

¿Sigue siendo la ciudad de Madrid el espacio urbano preferido de Pedro Almódovar?

Sí, pero radica en los sentimientos del personaje principal y no en las imágenes. Por lo tanto, Madrid sigue siendo el espacio de representación predominante en el cine de Pedro y vuelve a ser protagonista el Madrid vinculado a su persona, en el que recrea los lugares que conoce, los locales que frecuenta e, incluso, el espacio que habita. Pero es un Madrid que responde a un nuevo concepto: es el Madrid de la nostalgia del Madrid de los años 80.

Dolor y Gloria es una película que cuenta también con una escenografía muy rica en los interiores. ¿Qué aspectos te gustaría señalar sobre la dirección de arte en los espacios cerrados del filme?

El decorado del interior de la casa que habita Salvador Mallo en Madrid es verdaderamente espectacular y lleno de significado. Vive en el Paseo del pintor Rosales número 108 y desde la terraza de su salón se ve el parque del Oeste. Es cerca de donde reside Pedro Almodóvar. Tal elección no fue casual porque si este viene a ser el alter ego de aquel, resulta lógico que haya una identidad entre la vivienda de uno en la realidad y la vivienda del otro en la ficción.


¿En «Dolor y Gloria» se reconstruyó la casa en estudio o es la actual casa de Pedro Almodóvar? ¿Qué muebles o esculturas son del propio cineasta?

La casa se reconstruyó en estudio, exactamente igual a la original, especialmente la cocina, el salón y el cuarto de baño. Me consta que algunos obreros que habían trabajado en la de Pedro, lo hicieron en la recreada en el set de rodaje. La residencia madrileña de Mallo lleva incorporado casi todo lo que tiene la auténtica. Muebles y otros objetos son del director, como la tostadora de Smegvintage, que se distingue en la cocina; la lámpara de pie en la estética Mondrian del salón; el aparador de Fornasetti o el sillón de Rietveld. También lo es la escultura de Miguel Navarro que destaca en el pasillo, los cuadros de Guillermo Pérez Villalta, Maruja Mallo, Jorge Galindo, Martín Begué, Miguel Ángel Campano o Manolo Quejido.

Me gustaría que explicases el concepto de “ciudad narrativa”. El mismo, aparece en el prólogo de esta nueva edición de Madrid en el cine de Pedro Almodóvar.

La “ciudad narrativa” es aquella cuyas calles, plazas, puentes y edificaciones más o menos reconocidas y reconocibles no sólo aparecen en el filme, sino que se integran en el relato cinematográfico y se convierten en un personaje más de la trama para ser signo y significado de la acción. Se llama “narrativa” porque forma parte de la narración. Tiene valor argumental. Expresa la historia contada y el carácter o situación de los protagonistas. Ese es el papel de Madrid en el cine de Pedro Almodóvar. Nunca ha sido ni es un mero escenario.

El libro ofrece material gráfico y mapas de la ciudad de Madrid. ¿Invitas a que el lector haga turismo cinematográfico por la ciudad?

Puede utilizarse como tal y, de hecho, se utiliza, aunque no es su objetivo prioritario. Contiene itinerarios físicos e integra planos que recogen las localizaciones. Pero está lejos de ser una guía turística. Lo más importante es el itinerario conceptual que desarrolla, es decir, constatar lo que significa Madrid en el cine de Pedro Almodóvar, desde criterios interpretativos más que descriptivos.

Por último, me gustaría saber algo sobre tus futuros proyectos literarios. Has escrito sobre pintores en el cine, sobre las ciudades americanas y europeas en el cine o sobre escenografía en el cine entre otros muchos temas. ¿Sobre qué te gustaría escribir en los próximos años?

Tengo un proyecto sobre la mesa que vendría a completar mi libro de “Pintores en el cine” (J.C., 2009). Estudiaría e incluiría las vidas de mujeres artistas y cómo las ha recreado la ficción cinematográfica. Me refiero a Frida Kahlo, Camille Claudel, Artemisia Gentileschi, Maud Lewis, Dora Carrington o Séraphine de Senlis, en las películas biográficas correspondientes. También espero seguir investigando el cine de Pedro Almodóvar, pero ya en otros aspectos, al margen de Madrid.


Test personal almodovariano

¿Cuál es tu actor y papel preferido de la filmografía almodovariana?

Banderas en su papel casi novel de Ricki, en “¡Átame!”. Derrochaba frescura y se declaraba a su compañera desde la ingenuidad total: «Tengo 23 años y 50.000 pesetas. Estoy solo en la vida y espero ser un buen marido para ti y un buen padre para tus hijos». Me sigue maravillando la ternura del personaje.

¿Y tú actriz preferida en los mismos términos?

Me decanto por una secundaria de excepción y muy repetida en la filmografía almodovariana: Chus Lampreave. Como madre de Amanda Gris en “La flor de mi secreto” sobrepasó la ficción y entró en la realidad del arquetipo de “madre imprescindible”, siempre presente en las vidas de las hijas, que muchas hemos tenido, reconocido y querido profundamente.

¿Cuál es tu película preferida de Pedro Almódovar?

Me es difícil elegir sólo una, pero creo que me quedaría con “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”.

¿Y la que menos te gusta?

“Los amantes pasajeros”. Me costó entender su sentido.

¿Cuál es tu director preferido del cine clásico?

Billy Wilder

¿Y tú director de arte preferido del cine español?

Félix Murcia a partir de los años 80 con su trabajo en “Mujeres al borde de un ataque de nervios”. Algo antes, Gil Parrondo con sus dos Oscars y los grandes escenógrafos del cine español de la autarquía, con Sigfrido Burmanna la cabeza.

¿Qué ciudad te parece la más cinematográfica del planeta?

Los Ángeles, sin duda. Ya lo hablé en mi libro “Ciudades americanas en el cine” (Akal, 2017). La imagen mental que de dicha urbe tenemos es fruto casi exclusivo de lo que los numerosos filmes y series de televisión que en ella transcurren, nos han ido filtrando de la misma. No alberga edificios singulares a los que asociarla. Apenas existen iconos angelinos inconfundibles. Tan sólo cabría citar el mundialmente conocido letrero de Hollywood, a modo de sinécdoque visual. Los Ángeles es la «no ciudad», la ciudad alumbrada por el cine, la «ciudad cinematográfica» por excelencia.

¿Qué libro has leído últimamente que puedas recomendar?

No voy a ser nada original en mi respuesta. Mi recomendación va para “Patria” de Fernando Aramburu, que cuenta con miles de ejemplares vendidos. Me ha parecido un testimonio muy válido de “los años de plomo”.

¿Cuál es tu género cinematográfico predilecto en el cine?

Me gusta el cine policíaco y la comedia clásica norteamericana con sus derivados.

Una ilusión por cumplir…

Que me sobrase tiempo para ir mucho al cine, ver buenas películas y disfrutarlas.


La nueva edición de "Madrid en el cine de Pedro Almodóvar" está disponible en el siguiente enlace de Amazon

martes, 12 de febrero de 2019

Gloria Camarero: "Ciudades americanas en el cine demuestra que la ciudad no es solo un lugar, es una existencia"


Hoy tenemos el privilegio de recibir en Cine y críticas marcianas la visita de la escritora Gloria Camarero Gómez que nos presenta su libro: Ciudades americanas en el cine. La autora ejerce en esta ocasión de editora y escribe además el primer capítulo del libro dedicado a las escenografías y a los espacios urbanos. El resto del libro está compuesto por diecisiete capítulos más en el que a través de un nutrido grupo de especialistas el lector recorrerá el continente americano de norte a sur.

A modo de semblanza cabe decir que la escritora ejerce como profesora titular de Historia del Cine e Historia del Arte de la Universidad Carlos III de Madrid. Además, es profesora invitada en las universidades de La Plata (Argentina), Freie Universität de Berlín (Alemania) o de Pau et des Pays de l'Adour (Francia), y dirige el Máster en Gestión de la Industria Cinematográfica. Su actividad investigadora se centra en el estudio de los lenguajes visuales en relación con las artes plásticas, la arquitectura, el urbanismo y la imagen patrimonial. Entre sus publicaciones recientes destacan: "La mirada que habla. Cine e ideologías 2" (2002), "Adaptaciones de la literatura española en el cine español. Referencias y bibliografía" (2006), "Una ventana indiscreta. La historia desde el cine" (2008), "Pintores en el cine" (2009),  "Vidas de Cine. El biopic como género cinematográfico" (2011), o el exitoso Madrid en el cine de Pedro Almodóvar (2017), del que ya hablamos en publicaciones anteriores.

Agradecer también a la librería madrileña Ocho y medio, libros de cine la cesión de sus instalaciones para la entrevista y la sesión fotográfica.


Hola Gloria, ¿qué nos vamos a encontrar en líneas generales en tu nuevo libro y qué ciudades destacarías de las que aparecen en el mismo?

El libro se integra en una línea de estudios que investiga la ciudad desde la mirada del cine y que suscita cada vez mayor interés. Busca analizar cómo el cine interpreta o reinterpreta el espacio urbano. Eso es lo que el lector se va a encontrar: el significado que la ciudad adquiere en determinadas películas de ficción conocidas. Ciudades americanas en el cine demuestra que la ciudad no es solo un lugar, es una existencia. Forma parte del argumento.

De todas las ciudades que aparecen en la publicación, destacaría aquellas, como Seattle, que han sido un escenario cinematográfico más excepcional, y, por lo tanto, menos tenidas en cuenta en este tema, y también aquellas otras que, aunque hayan estado en numerosas películas, se analizan aquí desde perspectivas específicas, nada habituales. Por ejemplo, Buenos Aires se estudia, exclusivamente, desde la concepción que de ella ha hecho y hace el cine que alumbra el tango, y Santiago de Chile, a partir del protagonismo fílmico del Mapocho, articulado como auténtica frontera de la ciudad en la ficción y en la realidad. Son sólo algunos casos.

El libro está dividido en tres partes, ¿qué destacarías de cada una de ellas y a qué zonas geográficas están dedicadas en concreto?

Efectivamente, se divide en tres partes y contiene dieciocho capítulos, escritos por investigadores europeos y americanos. La primera, me interesa especialmente por cuanto supone de diferenciación respecto a otros estudios. Contiene cinco capítulos introductorios, no centrados en ciudades concretas y que hablan de la ciudad genérica construida en estudio, de la “ciudad imaginada”, de la ciudad del cine policíaco, de la ciudad del western y de la ciudad latinoamericana que no está en los trabajos de las capitales individuales o que, aun estando, se interpretan aquí desde otra faceta, que es la de la exclusión social, la marginalidad y los presupuestos del Nuevo Cine Latinoamericano. La segunda y la tercera recogen ya urbes reales del continente americano, desde Montreal a Usuaya. Norteamérica se incluye en la segunda y ahí tenemos Montreal, y más específicamente el Montreal de Dolan, Los Ángeles, la ya citada Seattle, Chicago y Nueva York en dos versiones, que se salen de la norma: «La Gran Manzana según Scorsese» y «Nueva York, la ciudad donde todos habitamos», inscrita, está última, dentro de los estudios más actuales de urbanismo y cine. La tercera parte se dedica a las del centro y del sur del continente americano en el cine e incluye México, básicamente el México de Arturo Ripstein, La Habana, las capitales colombianas de Bogotá, Medellín y Cali, Lima, un Río de Janeiro nada convencional, que es el Río que mostró Hollywood en los años 30, Buenos Aires y Santiago de Chile.

La documentación para editar el libro es asombrosa. ¿Cuánto tiempo has empleado para llevar a cabo Ciudades americanas en el cine y cómo has coordinado a todos los autores que aparecen en el volumen?   

La verdad es que ha sido un proyecto largo y ambicioso, al que hemos dedicado un par de años, aunque no con exclusividad. Parte del antecedente de Ciudades europeas en el cine, que también coordiné yo y que publicó, igual que este, la editorial Akal, en 2011.

Hemos seguido aquel modelo y así, cada uno de los capítulos que versan sobre urbes concretas en el cine, se cierra con una relación de los filmes de ficción más conocidos, a veces también documentales, que las han tomado como escenario, ordenados cronológicamente. Estos listados han requerido una labor de documentación compleja. Pero, ha valido la pena, ya que resultan muy útiles para el lector. Mi relación con los autores ha sido excelente. Hemos estado de acuerdo en todo y, desde el primer momento, hemos tenido muy claro los objetivos: básicamente huir de la mirada convencional sobre la ciudad en el cine para quedarnos con la excepción y afrontar el tema desde planteamientos nuevos o no tratados. Tengo el convencimiento de haberlo conseguido. Estoy muy contenta con el resultado y con la aceptación que está teniendo. Deseo que sirva a muchas personas y que disfruten con su lectura, tanto como yo he disfrutado coordinándolo.

De la filmografía que aparece en el libro y que es muy abundante, ¿qué cinco películas destacarías que conjuguen calidad cinematográfica y una buena escenografía de la ciudad americana en el cine?

Es difícil seleccionar cinco. Pero yo diría que el San Francisco de Bullitt (Peter Yates, 1968) donde la difícil orografía de la urbe define la acción y permite multiplicar la tensión de la famosa persecución de Steve McQueen en su Ford Mustang verde. También, Los Ángeles de La La Land (Damien Chazelle, 2016), teñido del tono romántico que exige el filme. La Nueva York de Taxi driver (Martin Scorsese, 1976) y de Manhattan (Woody Allen, 1979) con su transmisión de conceptos opuestos, que van desde la violencia en el primer caso, a la cotidianidad en el segundo, Nueve Reinas (Fabián Bielinsky, 2000) por su vinculación con el Buenos Aires más actual urbanísticamente hablando y reflejo argumental y Fresa y chocolate (Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, 1994), donde La Habana juega un importante papel en la relación de maestro / discípulo que se establece entre los protagonistas. En todos los casos, la ciudad se adapta a la narración.


¿Qué diferencias observas entre las ciudades europeas en el cine y las ciudades americanas que han sido llevadas a la gran pantalla?

En el anterior libro Ciudades europeas en el cine, se estudiaban varias de ellas, desde el Norte al Sur y desde el Este al Oeste, es decir desde Helsinki a Sevilla y desde Moscú a Lisboa. Fueron quince en total: Atenas, Barcelona, Berlín, Bilbao, Helsinki, Lisboa, Londres, Madrid, Moscú, Nápoles, París, Praga, Sevilla, Viena y Roma, la cual se afrontó desde tres planteamientos distintos. Uno se centró en la Roma antigua, la de los viajeros y la de los propios romanos; otra en el barrio del Testaccio y la tercera en comparar las imágenes de la capital italiana que ofrecen los filmes de Özpetek con las que ofrecen los grabados de Piranesi. En todos los casos, se constata que la ciudad europea en el cine es más intimista y dotada de mayor identidad. La ciudad americana, especialmente algunas de las estadounidenses, ofrecen características bien distintas. Pienso en Los Ángeles. Si de las grandes ciudades europeas se tiene una imagen mental conformada a través del tiempo por la intervención de la historia, el arte, la literatura o la fotografía, nuestra idea de Los Ángeles es fruto casi exclusivo de lo que los numerosos filmes y series de televisión que en ella transcurren, nos han ido filtrando de la misma. No alberga edificios singulares e inconfundibles a los que asociarla, como el Big Ben londinense; tampoco puede relacionarse a épocas históricas siempre revisitadas, como la Roma antigua; ni con tópicos universales como en el ejemplo del binomio amor-París. Apenas existen iconos angelinos inconfundibles. Tan sólo cabría citar el mundialmente conocido letrero de Hollywood, a modo de sinécdoque visual, por el que quedaría identificado el corazón de la urbe con este distrito en torno al que ha circulado la industria fílmica. Los Ángeles es un «no lugar», el lugar donde, como dijo Marilyn Monroe con crudo realismo: «te pagarían mil dólares por un beso y sólo cincuenta centavos por tu alma».  


¿Qué representan las ciudades en el cine y cuáles son sus funciones narrativas en las películas?

Las calles, las plazas, los puentes y las edificaciones más o menos reconocidas y reconocibles de la ciudad se integran en el relato cinematográfico y se convierten en un personaje más de la trama para ser signo y significado de la acción y del sentir de los protagonistas. Adquiere función narrativa y esa cambia en base al género. Pienso en San Francisco. Sometido a neblinas y a tonalidades circundantes en verde expresa el suspense Hitchcockiano de Vértigo y con luz brillante, nuevos elementos de atrezo y dotada del aspecto de la postal turística expresa la comicidad de Señora Doubtfire, papá de por vida (Chris Columbus, 1993).

¿Qué es la ciudad imaginada en el cine?

No es una ciudad concreta ni existente. Se construye en plató y se le dan unos rasgos determinados para ser específica, en algunos casos, de los distintos géneros cinematográficos. La oscuridad la hará propia del cine negro, las atmósferas futuristas de la ciencia-ficción y los espacios infinitos del western. En el libro, Jorge Gorostiza habla de la ciudad ficticia estadounidense, la define como aquella que nunca ha existido y que nunca llegará a existir, pero que puede ser todas las que existen en la realidad. El cine la ha interpretado y le ha dado una fisonomía repetida, que recoge de la ciudad auténtica y transmite a la ciudad auténtica. Ahí encuentra su razón de ser. Tiene una morfología diferenciada y unos elementos comunes, entre los que no faltan la calle principal, la plaza o el barrio residencial.


¿Cómo ha sido la acogida en Hispanoamérica del ensayo? ¿Has tenido la oportunidad de presentar el libro allí?

Si. Lo he presentado en Buenos Aires y en Santiago de Chile y ha sido muy bien acogido. Ambas ciudades están presentes en el libro y también los directores más representativos de esos países, como Pino Solanas o Patricio Guzmán.

Me acompañaron en las presentaciones lo autores de dichos capítulos, Sandro Benedetto y Pablo Marín, especialistas de universidades argentinas y chilenas y muy reconocidos en el tema de ciudad y cine. Despertó mucho interés y se generaron interesantes debates. Ha sido una experiencia gratificante.  

Existe una creencia generalizada de que Nueva York es la ciudad más filmada del mundo, pero en el libro cuentas que está en la posición número dos. ¿Cuáles son las ciudades donde más películas se han rodado en la historia del cine?

La ciudad del mundo con más rodajes es Los Ángeles porque allí radica la industria cinematográfica desde sus orígenes. Viene a continuación Nueva York y otras dos capitales estadounidenses: San Francisco y Chicago, debido a que su versatilidad las hace factibles para cualquier género. En Europa, Paris lidera el ranking con seis filmaciones al día, como media, en 2017. Le siguen Londres, Roma y Berlín.

¿Cuál es tu próximo proyecto literario?

Estoy trabajando en la segunda edición de mi libro Madrid en el cine de Pedro Almodóvar, que saldrá en breve. 

Ciudades americanas en el cine ha sido publicado por la editorial Akal y está disponible para su adquisición a través del siguiente enlace.


CONTENIDOS

Primera parte.

1. Escenografías y escenarios urbanos (Gloria Camarero Gómez).

2. La pequeña ciudad ficticia estadounidense (Jorge Gorostiza).

3. El cine policíaco en la ciudad norteamericana: una relación singular (Ángel Luis Hueso).

4. Los espacios urbanos del western norteamericano en la obra de Sergio Leone (Óscar Lapeña Marchena).

5. Invisibilizados en las ciudades iberoamericanas a través del cine. Desde Ushuaia a Tijuana (María Dolores Pérez Murillo).


Segunda parte. Norteamérica.

6. El Montreal de Xavier Dolan: el cine de auto-conciencia (George Melnyk).

7. Los Ángeles y el cine: la construcción de un simulacro cosmopolita (Francisco Salvador Ventura).

8. Seattle: globalización y antisistema (Sergio Aguilera Vita).

9. Chicago, la ciudad transparente (Francisco Frisuelos Krömer).

10. La Gran Manzana según Scorsese: de la infancia a la madurez (Miguel Dávila Vargas-Machuca).

11. Nueva York, la ciudad donde todos habitamos (Pedro Plasencia Lozano).

Tercera parte. Centro y sur del continente americano.

12. El imaginario mexicano de Arturo Ripstein: el DF entre naturismo y pulsión en la imagen de la postmodernidad (Antonio Aguilera Vita).

13. La Habana: ciudad de tránsitos, migraciones y exilios (José Luis Sánchez Noriega).

14. Bogotá, Medellín y Cali en el cine colombiano, 1993-2012 (Vinodh Venkatesh).

15. Lima en el Cine Contemporáneo (1973-2015): Seis relatos para una Ciudad Dual (Iván Villarmea Álvarez).

16. Río de Janeiro y su relación con Hollywood: la construcción de una reputación internacional, 1930-1940 (João Mascarenhas-Mateus).

17. El río aquel: el Mapocho, eje y frontera de Santiago de Chile (Pablo Marín).

18. Buenos Aires. Una ciudad, tres miradas (Sandro Benedetto).

Ediorial: Akal

Páginas: 360

ISBN: 978-84-460-4516-8