Dirigida por Michaël Youn, cineasta galo, El club de los divorciados llega a los cines españoles el próximo día 23 de octubre. La cinta, ha sido número uno de taquilla en Francia durante este verano. Hablamos de una supuesta comedia que ha sido galardonada con Premio de la Prensa en el Festival de l’Alpe d’Huez 2020. No quiero imaginar como han sido las no premiadas. ¿Risas? contra la pandemia...
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La historia: Despues de cinco años de plácido matrimonio, y estando perdidamente enamorado de su mujer, Ben (Arnaud Ducret) descubre en público que su mujer le está engañando. Hundido, Ben intenta recuperarse de este duro golpe hasta que en su camino se cruza Patrick (François Xavier Demaison). Su antigua amigo que también está divorciado, le ofrece mudarse con él. Patrick quiere aprovechar al máximo su nueva soltería, pero Ben aún no está preparado para ello. Sin embargo, ambos se unen a otros divorciados. Es de esta manera como un grupo de cuarentones comienzan a elaborar las reglas de una cosa que pasa a llamarse: "El club de los divorciados".
La crítica: Decía Groucho Marx que: “Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo”. Partiendo de esa premisa yo advertiría de que si eres un buen cinéfilo deberías entrar con cuidado en "El club de los divorciados". O al menos, habría que ir con pies de plomo al pasar. Tras Fatal (2010) y Vive la France (2013), Michaël Youn vuelve con una comedia acartonada que se programa para reivindicar la risa frente a la pandemia. La narrativa, si es que la hubiere, trata de afrontar el tema del divorcio a través de la idealización de la soltería. El mensaje es simple: mejor solo que mal acompañado. No hay mucho más pero habría que matizar algunos aspectos de por qué comedias así triunfan en taquilla.
Este no es un fenómeno que solo se da en Francia. De hecho, en España la comedia de Santiago Segura "Padre no hay más que uno 2" ha reventado las taquillas durante este verano. Y es que tras el criminal año 2020 que estamos viviendo el espectador demanda la comedia como forma de evasión. En parte, estoy de acuerdo. Pero si juzgamos de manera crítica la propuesta presentada no hay por donde cogerla.
Los clichés son tan manidos e incluso sexistas que sonrojan casi en cada escena. Ben, el recién divorciado, se va a vivir a la casa de su amigo. Hablamos de una mansión convertida en un verdadero paraíso para adolescentes de cuarenta años. Hay sala de juegos, jakuzis, pantallas gigantes para ver fútbol, piscina y mujeres con poca ropa. Sin olvidar un lémur en el jardín y, para servirles, un árabe con un extraño acento para seguir con los redundantes clichés. Este lugar se convierte en El club de los divorciados con fiestas y alcohol en abundancia.
Con frases como: "Me siento tan empalmado como Harvey Weinstein antes de un casting" vamos llegando al desarrollo final con cara de circunstancias. No obstante, estas notas de humor políticamente incorrectas hacen ganar algunos enteros al filme francés. Los embrollos a los que son sometidos los personajes tienen una correcta resolución en el tercio final. Eso es lo más destacable de la propuesta.
Arnaud Ducret (Ben) y François-Xavier Demaison (Patrick) son los encargados de interpretar con corrección a los dos principales divorciados del filme. Los dos amigos, refugiados en su bunker sexual, dan rienda suelta para que Michaël Youn realice una serie de gags que se sienten siempre impostados. Aún así, el personaje de Ben es un típo que cae bien y que causa empatía. Es un personaje con una buena evolución que tras ser humillado por su mujer, que le pone los cuernos, consigue aceptar lo que le ha sucedido y así dar un gro radical a su vida. En la parte femenina del reparto cabe destacar a Caroline Angalde que interpreta a la chica que hará cambiar el rumbo vital de Ben tras su separación.
La mansión es otro de los personajes de la historia. El mejor personaje. La villa, situada en Le Pradet, cerca de Tolón, pertenece a la belle époque y cuenta bellos jardines colgantes con piscina incluida. La fotografía realizada por Stéphane Le Parc eleva el peso del diseño de producción.
El club de los divorciados es una película excéntrica de principio a fin. Se siente como un retrato viejo, descoordinado pero también sincero en lo que promete. Es decir, hablamos de una comedia de situación para espectadores poco exigentes que traten de evadirse de la cruda realidad.
Nota: 5/10.
Nacionalidad: Francia
Título Original: Divorce Club
Dirección: Michaël Youn